Las dificultades de encontrar una salida a través de la financiación

Ahí entra en juego el relato de los agravios. El nacionalismo catalán –y buena parte de quienes no lo son– están convencidos de que Cataluña sufre un déficit de infraestructuras y servicios que debe ser compensado. «Pero eso forma parte de lo que es una negociación digamos clásica.Es producto de otro tiempo político y Junts no va a entrar en eso». Y en el caso de Esquerra, tampoco lo tiene muy claro. La formación de Oriol Junqueras sufrió un desgaste importante el 23-J, «hay un desengaño en parte de su electorado, tampoco se ve buena gestión. Los propios socialistas reconocen que una promesa para retocar el modelo de financiación de las comunidades del régimen general tiene un recorrido limitado porque no se podría concretar nada antes de la investidura y porque se trata de una cuestión que en cuanto se pone sobre la mesa provoca una guerra política entre todas las comunidades.

Otra posibilidad es una quita de la deuda que tiene Cataluña, una posibilidad que ha planteado también el PSC. Pero otros socialistas tampoco lo ven factible. O cuando menos, extraordinariamente complejo. La deuda de Cataluña ascienden a 85.000 millones. El PSC habla de condonar cerca de 70.000. Para hacerlo políticamente viable habría que extenderlo a todas las comunidades. Y el coste sería inasumible para el Estado. La de la Comunidad Valenciana asciende a 55.000 millones, la de Madrid a 37.000, la de Andalucía a 36.000... «A nadie se le pasa por la cabeza dar ese trato de favor solo a Cataluña y extenderlo a todas las comunidades no hay Estado que lo soporte, así que me da que por ahí no va a ir la solución», afirma un veterano socialista.