El PNV, tan acostumbrado a imponer su criterio casi siempre y en casi todas partes, como de otra manera es bastante lógico habida cuenta de su condición de primera fuerza política vasca, y con diferencia sobre el resto, ha sufrido en las últimas cuarenta y ... ocho horas sendos reveses políticos. Uno, ayer, en el Parlamento de Vitoria. El otro, la víspera, en las Juntas Generales de Álava, el Legislativo de este territorio.
Publicidad
El Gobierno Urkullu venía llevando una plácida existencia desde que arrancó la legislatura en virtud de los pactos del PNV en Euskadi y en España. Aquí, su entente con el PSE colocaba al gabinete bicolor a un sólo escaño de la mayoría absoluta en la Cámara de Vitoria. Los acuerdos con Rajoy en Madrid tenían justa réplica y el PP vasco apoyaba con regularidad al Ejecutivo PNV-PSE .
Hasta que los jeltzales decidieron hace unas semanas apoyar la moción de censura del PSOE que acabó con la carrera política de Rajoy y aupó a La Moncloa al socialista Pedro Sánchez. Los conservadores consideraron lo sucedido una traición y avisaron al PNV que se atuviera a las consecuencias.
Pues bien, en dos semanas el Gobierno Urkullu ha sufrido dos notables contratiempos en el Parlamento vasco fruto de su situación de minoría tras perder el colchón de los de Alfonso Alonso.
Hace siete días tenían que tragar una resolución del resto de los grupos en la que se denuncia la existencia de indicios de fraude en las oposiciones a Osakidetza, algo que los jeltzales habían negado hasta el segundo anterior. Ayer hubieron de retirar uno de sus proyectos 'estrella', una propuesta conjunta con el PSE para reformar la RGI, tras constatar que, de lo contrario, EH Bildu, Podemos y el PP iban a tumbársela.
No le van mejor las cosas al partido de Ortuzar en Álava, pese a que gobierna la Diputación, el Ayuntamiento de Vitoria y la mayoría de las localidades de la provincia. Hace un mes el PNV avalaba una candidatura para intentar controlar la Cámara de Comercio. La 'plancha' no consiguió ni un solo asiento en la asamblea cameral.
Publicidad
Los jeltzales plantearon en Juntas una iniciativa para cambiar la ley electoral y recuperar las cuadrillas como circunscripción. El objetivo: quitar representación a Vitoria en favor de los pueblos donde el PNV tiene más fuerza. El miércoles se votó y los peneuvistas sufrieron su segundo bofetón: ni un solo partido apoyó su demanda.
Doble correctivo parlamentario y similar golpe en el territorio menos poblado para un PNV que sigue jugando con los posicionamientos políticos como si fueran chicle. Ayer volvió a tocarle a la transferencia de la gestión del régimen económico de la Seguridad Social.
Publicidad
Veinticuatro horas después de apostar, con EH Bildu, en la ponencia parlamentaria en la que se negocia un nuevo Estatuto porque Euskadi se haga cargo de la Seguridad Social según el modelo de Concierto, es decir rompiendo la 'caja única', ayer llegó el volantazo. Los jeltzales se unían al resto de los grupos, salvo el PP, para pedir al Gobierno Sánchez un calendario para completar las transferencias pendientes en seis meses. Entre ellas la Seguridad Social, pero según lo que fija el Estatuto: respetando el carácter unitario de la caja.
Vaivenes impropios de un partido serio. Por más que los resultados en las urnas digan justo lo contrario.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.