El cóctel explosivo que representa mezclar en un tiempo brevísimo las mociones de censura en Murcia, en Castilla y León y las neutralizadas en Madrid, con la decisión de la presidenta Ayuso de convocar elecciones, ha provocado un gigantesco incendio. Sin riesgo a equivocarnos, se ... puede afirmar que la situación política española entra en una nueva fase caracterizada por la aún mayor agudización de la polarización entre bloques, agravada por la radicalización de los discursos, que tratarán de reducir los escenarios futuros a simples construcciones binarias, a modo de dilemas excluyentes, donde a la ciudadanía no se le pedirá que actúe conforme a la razón y al interés general sino que lo haga desde la fe doctrinal. Construcciones binarias que suponen un ataque directo a la naturaleza abierta, plural y diversa de la sociedad española, pues ésta no puede articular su convivencia pacífica y democrática de forma estable y duradera desde planteamientos y modelos basados en la fragmentación y en la exclusión.
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La política en España desde hace unos años camina por la senda de la polarización ideológica exacerbada, y está teniendo como consecuencia directa el encastillamiento feudal de la sociedad en comunidades doctrinales refractarias. La sociedad muta, deja de ser un espacio abierto y compartido, integrado por ciudadanos libres, constituyéndose en su lugar fragmentos de sociedad concebidos como recintos homogéneos y cerrados, donde no cabe la colaboración ni el encuentro entre diferentes sino la adhesión ideológica a lo que representa la bandera del castillo o la exclusión por traidor o hereje.
La dinámica política en la comunidad de Madrid transita desde hace un tiempo por esta peligrosa vía y la campaña para los comicios del 4 de mayo va a ser el nutriente por excelencia para alimentar a ese virus que lleva inequívocamente al debilitamiento y destrucción de cualquier sociedad democrática que precisa de una comunidad mínimamente vertebrada y cohesionada.
El mensaje central ideado por los responsables de campaña de Isabel Díaz Ayuso bajo el eslogan «socialismo o libertad» (luego mutó a «comunismo o libertad) recoge perfectamente esa pretensión diabólica de dividir y destruir internamente la sociedad madrileña en base a construcciones binarias, a modo de opciones incompatibles, apropiándose del principio fundamental de la libertad y negándosela a todos los ciudadanos que desde el socialismo o el comunismo lucharon por la conquista de las libertades y siguen haciéndolo para su mantenimiento; único marco, por cierto, en el que pueden ir materializándose de forma progresiva los ideales de igualdad y justicia social.
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Mal harían las formaciones de izquierda si entraran en el juego maquiavélico de la candidata del PP y frente al dilema que propone ésta, ofrecieran otra opción binaria en la que se excluyera del ámbito de la democracia a la mitad de los madrileños. Ojalá Madrid vuelva a ser el lugar donde se cruzan los caminos.
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