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iñigo fernández de lucio
Jueves, 10 de febrero 2022, 13:26
La decisión de la dirección de Eusko Alkartasuna de suspender de militancia durante cuatro años a Maiorga Ramírez y otros cuatro líderes del sector crítico amenaza con implosionar el partido. El propio Ramírez ha calificado este jueves de «error y atropello» lo sucedido y ha ... anunciado que denunciará internamente y recurrirá a «todos los organismos judiciales que puedan amparar una nueva vulneración de derechos en el seno de EA». Tienen 30 días para presentar alegaciones.
En declaraciones a los medios a la entrada del Parlamento navarro, donde es diputado de EH Bildu, Ramírez ha afirmado que la suspensión de militancia es «prácticamente una expulsión por cuatro años». Ha reprochado, además, que se enteró «por la prensa» y ha señalado que «a día de hoy no tengo constancia por escrito alguno».
Los otros expedientados no son militantes anónimos. Se trata de los responsables territoriales de Álava, Gipuzkoa y Navarra, Iratxe López de Aberasturi, Mikel Goenaga y Miren Aranoa. La quinta expulsada es Esther Korres, coordinadora en Pamplona.
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La situación puede ser un punto de no retorno. El partido está fracturado desde que en 2019 Ramírez no pudo concurrir a las primarias frente a Eba Blanco por no obtener los avales suficientes en Iparralde. Blanco fue proclamada secretaria general, algo que Ramírez y su entorno –que abogan por marcar perfil propio dentro de Bildu y dejar de estar supeditados a la izquierda abertzale– no aceptaron. Desde entonces, los puentes están rotos y ambos sectores se han enfrentado en un farragoso periplo judicial. En julio, la Audiencia de Álava anuló aquel proceso de primarias y ordenó su repetición. El Tribunal Supremo tiene pendiente resolver un recurso impuesto por la dirección contra dicha sentencia.
Hasta tal punto está fracturada la convivencia que este jueves un grupo de afiliados del sector crítico, encabezados por el coordinador en San Sebastián, Javier Estébanez, se ha presentado en el Parlamento vasco para entregar una carta a Blanco. En ella, le han trasladado sus inquietudes de cara al congreso que se va a celebrar el 19 y 20 de febrero.
Lo han hecho así porque «se han mandado una serie de mensajes de manera interna en el partido y no hemos recibido respuesta». La misiva, suscrita por un centenar de compromisarios que participarán en el congreso, pide más «democracia interna» y «garantías» para el cónclave, en el que el sector crítico presentará candidatura a la Secretaría General, aunque no está decidido todavía quién la encabezará. «La dirección quiere ir a un congreso condicionado y en el que la militancia no tenga derechos», ha censurado Estébanez. «Llegamos al congreso sin garantías de transparencia».
Entre sus preocupaciones, ha señalado «cuestiones básicas», por ejemplo, «cómo es posible que lleguemos al congreso sin saber el número exacto de compromisarios» que participarán en él ni el «horario» o «el orden del día» de la cita.
«La dirección de Eba Blanco quiere ir a un congreso condicionado y en el que la militancia no tenga derechos, aun sabiendo que eso va a lastrar el futuro de la futura ejecutiva nacional y el de EA», ha censurado Estébanez. «Todo parece indicar que saben a dónde quieren ir y si la afiliación les sobra, se la quitarán de encima», ha zanjado.
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