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El tiempo dirá si se trata de un chaparrón de primavera o de un auténtico aguacero que dé al traste con todo lo plantado hasta ... la fecha. Pero lo que está claro es que la polémica desatada en torno a la conexión del TAV entre Euskadi y Navarra ha revuelto las aguas entre PNV y PSE, que hasta ahora bajaban mansas, en un aparente clima de cordialidad como dos buenos socios. Pero la respuesta en tromba que ayer dio la formación jeltzale al «tirón de orejas» de Eneko Andueza al lehendakari dejó entrever que el malestar con los socialistas, esta vez sí, ha calado en el PNV. «Falta de respeto institucional», «salida de tono», «día desafortunado»... Diferentes cargos del PNV aprovecharon ayer cualquier comparecencia pública para respaldar a Pradales y arremeter contra el secretario general del PSE. Dirigentes, en casi todos los casos, que gobiernan junto a los socialistas. Y en el horizonte, la reunión del próximo 7 de mayo al más alto nivel entre Aitor Esteban y Eneko Andueza, que visto lo visto, nadie se atreve a aventurar en qué clima se celebrará.
Por recapitular la secuencia de hechos: el domingo el lehendakari asegura en una entrevista en 'El Diario Vasco' que la postura del Gobierno vasco sobre la conexión con Navarra «se fijó en 2018», en referencia a unas alegaciones en las que se apostaba por la opción guipuzcoana de Ezkio-Itsaso en detrimento de la alavesa de Vitoria. El lunes Andueza le contesta y le da «un tirón de orejas por comportarse como el portavoz del PNV en Gipuzkoa», y le exige «prudencia y mesura y que respete lo acordado» entre ambas formaciones. Esto es, esperar a los informes técnicos que está elaborando el Ministerio de Transportes, que marcarán cuál de las dos posibilidades es la mejor.
Curiosamente, desde las filas del PNV se recordó ayer que ésa es la postura oficial del partido, por lo que se puede interpretar que, en el fondo, el TAV no ha sido el problema sino el pretexto para poder marcar perfil político por ambas partes o, en el más extremo de los escenarios, sacar a pasear un malestar que habría crecido en las últimas semanas, larvado, en el seno de la entente entre los dos partidos.
En las filas jeltzales ha dolido, especialmente, el momento y el lugar elegidos por Andueza para dar su tirón de orejas. Lo hizo en la sede de Lehendakaritza, con todo el simbolismo que ello lleva aparejado, y justo el día en el que Pradales había logrado un consenso inédito con la oposición sobre la respuesta a dar a los aranceles de Trump. De ahí que ayer el portavoz parlamentario jeltzale, Joseba Díez Antxustegi, acusara a Andueza de «falta de respeto institucional», además de tildar como «salida de tono» sus palabras del lunes, que «no fue su mejor día». «Pradales es un auténtico señor, lo está demostrando durante toda la legislatura con respeto institucional. Llegó Eneko Andueza y tuvo una andanada (...). Hablar de que le vas a dar un tirón de orejas al lehendakari, me parece algo... bueno, no voy a decir inadmisible, pero me parece un error», censuró el jeltzale en una entrevista en la radio pública vasca.
Y, a continuación, lanzó su propia andanada contra los socialistas por «sus muchos, continuados y muy graves retrasos» en el proyecto del TAV. Y ahí coló una crítica a la alcaldesa de Vitoria, Maider Etxebarria, también por el tren de alta velocidad. En su caso, porque el PNV cree que el «Gobierno del Estado nos ha tomado el pelo» por no haber puesto ya sobre la mesa el proyecto de soterramiento de la línea a su paso por la capital vasca. «¿A quién va a defender, a los vitorianos o al Gobierno del Estado; a su partido o a sus votantes?», se preguntó.
Las críticas jeltzales también llegaron por boca del diputado general de Álava, Ramiro González, quien aseguró que Euskadi «ha sido maltratada durante años» en materia de alta velocidad por culpa, ahora, de los socialistas. Y también se sumó el alcalde de San Sebastián, Eneko Goia, quien invitó a Andueza a «tirar de las orejas a sus superiores en Madrid» y a «luchar por los intereses de este país».
Tras aguantar el chaparrón jeltzale durante las primeras horas del día, los socialistas optaron por mantener el pulso. Públicamente sólo se pronunció el parlamentario Ekain Rico, quien apuntó que justo ayer el Consejo de Ministros había sacado a concurso la catenaria de toda la 'Y vasca'. «Los socialistas trabajamos para que el TAV llegue cuanto antes a Euskadi», lanzó, al tiempo que advertía «nerviosismo» en el PNV «cuando todavía faltan meses para que se conformen las candidaturas electorales».
Eso fue en público. En privado, en el PSE no ocultaban su enfado con los nacionalistas por esa reacción «orquestada» que relacionan con la llegada de Aitor Esteban al liderazgo del partido. «Hay cargos que tienen que hacer méritos delante del nuevo jefe», abundan.
Además, también enmarcan las palabras de Pradales del domingo en una serie de declaraciones de cargos del PNV sobre el TAV «que vienen de varias semanas atrás», en las que habrían puesto en duda el trabajo y la implicación de los socialistas en este proyecto, que en Euskadi está en manos de una consejería del PSE. «Ellos saben todo lo que estamos haciendo porque están presentes en los órganos de coordinación, así que mejor que mantengan la calma», criticaron desde las filas socialistas, donde no se atreven a aventurar hasta dónde llegará esta crisis. «Cuando uno la echa a rodar, nunca se sabe dónde va a acabar», advierten.
Y en mitad de este ambiente de crispación entre los socios, sólo una voz apostó por evitar «polémicas estériles». Fue la portavoz del Gobierno vasco, Maria Ubarretxena, quien pidió «unidad» y trabajar el «diálogo permanente y el respeto».
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