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Cuando se desataron las cábalas sobre la identidad de los nuevos consejeros, algunas voces alentaron la continuidad de Cristina Uriarte como titular de Educación. Aunque todos la situaban en la cuerda floja, se aducía que un cambio de caras en plena vuelta a las aulas ... corría el riesgo de ser interpretado como una asunción de responsabilidades. Al igual que ocurrió con el cese de Nekane Murga en Salud, Iñigo Urkullu decidió apretar el botón a pesar de todo. Pero solo unos días después, el lehendakari ha querido refutar la tesis de una retirada de confianza implícita al premiar a la exresponsable educativa con un cargo de asesora y el rango de viceconsejera.
El Boletín Oficial del País Vasco (BOPV) hizo público este miércoles el nombramiento de Uriarte como asesora de Lehendakaritza. Fuentes del Ejecutivo autonómico precisaron que será comisionada de innovación, una tarea estrechamente vinculada «a las universidades y al programa Ikerbasque de atracción de talentos» que ya gestionó durante sus ocho años al frente de la cartera de Educación. En concreto, reforzará y coordinará el plan de ciencia y tecnología, una responsabilidad directamente dependiente del lehendakari y no de una consejería en particular.
Uriarte ha aceptado esta responsabilidad tras el ofrecimiento que le hizo personalmente Urkullu una vez que decidió sustituirla por Jokin Bildarratz, hasta entonces portavoz del PNV en el Senado. No es la primera vez que el lehendakari se involucra tanto en su futuro laboral. En 2012, cuando la escogió para formar parte de su primer gabinete, acudió en persona al campus de la UPV/EHU en San Sebastián para ofrecerle el cargo. Doctora en Químicas, ocupó varios cargos de responsabilidad en la gestión de la universidad pública antes de dar el salto a la arena política como independiente.
El desgaste de ocho años como responsable de un departamento de alta conflictividad laboral, sumado a motivos personales, han contribuido a su marcha, pero ahora seguirá ligada al mundo educativo en un puesto, eso sí, con mucha menor proyección pública. Según las tablas de retribuciones del portal de transparencia del Gobierno vasco, su cargo de asesora con rango de viceconsejera está retribuido con 85.375,50 euros brutos anuales, distribuidos en catorce pagas. Por tanto, percibirá unos 500 euros más al año que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. También es cierto que serán 9.000 menos de los que cobraba como consejera de Educación.
El nombramiento, que surte efecto desde el pasado 8 de septiembre, recibió de inmediato las críticas de los partidos de la oposición. El presidente del grupo parlamentario de PP+Cs, Carlos Iturgaiz, tachó el movimiento como «un nuevo ejemplo de la puerta giratoria en la agencia de colocación PNV-PSE». El representante popular, que siempre se ha mostrado crítico con lo que él denomina «reparto de poltronas y chiringuitos» entre jeltzales y socialistas, censuró que Urkullu haya «premiado la mala y deficiente gestión» de Uriarte al frente de Educación y advirtió de que la falta de autocrítica supone «el mayor obstáculo para cambiar políticas».
En un tono similar se pronunció también la parlamentaria de Vox, Amaia Martínez, quien criticó que «Lehendakaritza y el Gobierno vasco conforman una agencia de recolocación de altos cargos nacionalistas que coinciden en su interés por seguir viviendo de la sopa boba». La representante de la formación de Santiago Abascal equiparó este nombramiento al de Jonan Fernández, que se ocupará de la Agenda 2030 tras dejar de ser secretario de Derechos Humanos. Fuentes del Ejecutivo autonómico descartan que Nekane Murga, exconsejera de Salud, vaya a seguir una senda parecida: «Ha optado por otras cosas que nada tienen que ver con el Gobierno».
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