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david guadilla
Miércoles, 21 de septiembre 2022, 01:10
La crisis de Eusko Alkartasuna vive un nuevo capítulo. La dirección capitaneada por Eba Blanco anunció ayer la convocatoria de un congreso extraordinario el próximo mes de noviembre para intentar acabar de una vez por todas con la fractura que vive el partido y dar ... respuesta a las sentencias judiciales que han puesto en cuestión las decisiones adoptadas en los últimos años. El problema es que el sector crítico considera que, en realidad, se trata de otra artimaña. La grieta sigue siendo enorme, el problema está enquistado y el futuro de EA continúa siendo sombrío.
La ruptura que vive el partido fundado por Carlos Garaikoetxea se evidenció en 2017, cuando Pello Urizar se impuso por la mínima a Maiorga Ramírez. Desde entonces todo ha ido a peor, con dos sectores que ni se reconocen y que se han visto las caras en varias ocasiones en los tribunales. El pasado mes de febrero -hace apenas siete meses- EA celebró su XIII congreso, pero el cónclave se desarrollo en un ambiente bélico.
Sólo unos días antes, la ejecutiva de Blanco suspendía de militancia durante cuatro años a Ramírez y a los líderes de Álava, Gipuzkoa y Navarra. El día del cónclave se vivieron escenas insólitas, con Garaikoetxea apostado en la puerta del Palacio Europa de Vitoria con el resto de referentes del ala crítica que consideraban «deslegitimado» el congreso.
Para enredar todavía más el asunto, una sentencia de la Audiencia Provincial de Álava hecha pública el pasado mes de julio ponía en entredicho todas las decisiones adoptadas en el cónclave de febrero, entre ellas, la reelección de Blanco como secretaria general.
Con todos estos antecedentes sobre la mesa, el portavoz de EA, Iker Ruiz de Egino, anunció ayer por sorpresa la convocatoria de un congreso para los próximos 19 y 20 de noviembre. «De esta manera se vuelve dar voz a la afiliación, convocando el máximo órgano del partido, para que esta decida libre y democráticamente cuáles deben ser los estatutos, la línea política y las personas que dirijan el partido durante los próximos cuatro años», subrayó De Egino.
Lo que ocurre es que para los afines a Garaikoetxea se trata de una convocatoria «exprés de compromisarios sin abordar previamente la obligación legal de convocar primarias». Es decir, que no lo dan por válido ni como una salida adecuada al laberinto en el que está introducido EA. Los críticos sostienen que desde el congreso de febrero «todo han sido excusas y ardides» por parte de Blanco para impedir la celebración de unas primarias. Este sector considera que en unas elecciones internas directas los afiliados les apoyarían de forma mayoritaria.
El futuro de EA sigue siendo complicado porque ninguna de las partes reconoce a la contraria y porque las discrepancias hace tiempo que entraron en el terreno personal. Aunque nadie lo afirma de forma pública, no se descarta una próxima pelea por unas siglas históricas dentro de la política vasca, ahora integradas dentro de EH Bildu. Según los críticos, Blanco «se embarca ahora en un camino desesperado e irregular que sitúa al partido en situación de rebeldía». Según la dirección, Ramírez y los suyos solo lanzan «falsedades».
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