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Hace tres años y medio, Borja Sémper (Irún, 1976) era la eterna esperanza blanca del PP vasco. Aspirante a casi todo, se marchó exhausto de ... la «política de trincheras». Ahora ha vuelto y cuenta con despacho propio en Génova, pero eso no quiere decir que ya no piense lo mismo que entonces. Lo que ha cambiado en este tiempo -argumenta desde la sala de prensa que ya ha hecho suya- es su partido, que ahora «no reniega de las diferentes formas de interpretar España». Una diversidad que se ha visibilizado esta semana con enfoques muy distintos, incluso contradictorios, entre los territorios por los entendimientos con Vox.
- Usted es portavoz del PP. ¿Cree que todo lo que diga en esta entrevista lo suscribirían de igual forma Alberto Núñez Feijóo, Carlos Mazón y María Guardiola?
- En el fondo estoy convencido de que sí; otra cosa es la forma. Nos expresamos de manera diferente porque no somos robots. Pero el porcentaje estará cercano al 100%, seguro.
- Pues allá vamos. ¿A qué PP nos creemos? ¿Al que pacta sin complejos con Vox y habla de «violencia intrafamiliar» o al que se atreve a repetir elecciones con tal de no pasar por el aro?
- Hay un solo PP que se expresa de manera matizada en lugares diferentes. Tenemos bien claro que la violencia machista existe y que los poderes públicos, como el conjunto de la sociedad, debemos responder con absoluta contundencia.
- Pero en el pacto firmado en la Comunidad Valenciana no hay rastro de esa contundencia.
- Lo que hemos conocido es una cosa y el documento definitivo será otra. Aceptamos con normalidad que hay otros tipos de violencia sobre los que tenemos que poner todos nuestros esfuerzos. El problema que enfrentamos es que algunos quieren que eso sustituya la lucha contra la violencia machista. Eso es un error porque no se debe minimizar.
- ¿Comparte entonces que hablar sólo de «violencia intrafamiliar» es un paso atrás en el consenso político que existía en España contra el machismo?
- Si el próximo Gobierno de la Comunidad Valenciana no contemplara la lucha contra la violencia machista como uno de sus ejes fundamentales, sería un retroceso. Pero estoy convencido de que eso no va a suceder.
- ¿Por qué es aceptable pactar con Vox en un sitio y no en otro?
- Todos los territorios tienen sus particularidades. El presidente Feijóo confía en todos sus dirigentes autonómicos. Lo que me sorprende es que ahora parezca un escándalo que una política como María Guardiola mantenga la palabra dada. Es digno de elogio y es un modelo que queremos implementar en todo el país.
- Feijóo justifica la entrada de Vox en el Gobierno valenciano por tener un 12% de los votos. Así que, si supera esa barrera en las generales...
- Lo que quiso decir es que, además de las diferencias ideológicas que existen, en Extremadura no hay que olvidar que hay seis diputados del PP por cada uno de Vox. Habrá que ver en las generales porque igual ellos tienen un 12% pero nosotros un 45%...
- Sánchez decía que «no dormiría tranquilo» con Podemos al frente de los ministerios de Estado. ¿Usted pegaría ojo con Vox a cargo de las políticas de igualdad o derechos sociales?
- Lo único que me generará tranquilidad es un gobierno presidido por Feijóo con ministros que él pueda cesar; es decir, del PP. Creo que lo mejor para mi país en estos momentos es que Vox no esté en el futuro Gobierno de España.
- ¿Es la extrema derecha?
- Es un movimiento complejo. Es un partido de corte populista del que nos diferencian cosas muy importantes.
- ¿Son conscientes de que toda esta polémica regala una bala electoral al PSOE para recuperar el miedo a Vox?
- El PSOE debería saber que las campañas del miedo no funcionan en España. Lo que detecto en la sociedad es que está agotada, cansada de enfrentamientos, harta de insultos y a la espera de respuestas. Queremos que este país salga del bucle de la pérdida de confianza institucional. No poder salir de ahí es lo que me da miedo a mí.
- ¿Cree que España estaba mejor en mayo de 2018, cuando gobernaba Rajoy, que ahora?
- La política, sí. Ha habido un auge del populismo, me da igual de extrema izquierda o de extrema derecha. Y yo que vengo de Euskadi, que he echado los dientes en una sociedad dividida, creo que España tiene que recuperar un espacio de concordia, de entendimiento entre diferentes.
- El Banco de España acaba de elevar la previsión de crecimiento de este año al 2,3%. ¿Se equivocó Feijóo al volcarse en la economía y ahora los indicadores le obligan a recular?
- Cuando el presidente Feijóo habla de economía no es que levante el dedo y vea por dónde sopla el viento. Todos los organismos económicos nos alertaban de que el horizonte iba a ser uno. Por si a alguien le queda alguna duda, queremos que a España le vaya bien y que el Gobierno acierte.
- La CEOE ha pedido que no se toque la reforma laboral a la que ustedes votaron en contra. ¿Se comprometen a ello?
- Nos comprometemos a tener una legislación laboral lo suficientemente flexible para responder a los retos de la economía. La base es buena, la estructura es buena. Ahora bien, debe tener capacidad para cambiar.
- Con estas ofertas y contraofertas de debates, ¿está Feijóo tratando de arriesgar lo mínimo?
- Bueno, está claro que el que va por encima obviamente no quiere arriesgar. Y el que está fastididado, pues echa una moneda al aire, convoca elecciones en pleno verano y a ver qué sale.
- O sea, que admite que Sánchez está más dispuesto a debatir que Feijóo...
- No, de lo que Feijóo no tiene ganas es de que sea Sánchez quien le diga cuándo, cómo y de qué manera debatir. No tenemos ningún problema en afrontar esos debates, pero no vamos a entrar en marcos estrambóticos.
- ¿El PP pedirá la abstención del PSOE en caso de no sumar la mayoría suficiente?
- Sería razonable. Por alguna extraña razón que a mí se me escapa, hemos descartado la posibilidad de que los dos grandes partidos se pongan de acuerdo para garantizar la estabilidad de este país.
- Pues el PSOE lo hizo en 2016 con Rajoy, pero ustedes no lo hicieron en 2019 con Sánchez.
- Eso habría que preguntárselo a la anterior dirección del PP, yo no estuve en aquellos debates.
- ¿Extraña el bipartidismo que no dependía de los extremos?
- La nueva política ha sido un absoluto bluf porque ha traído mucha política epidérmica y poco contenido. Para revertir eso, hace falta que vuelva el PSOE. Y eso pasa por que se vaya Pedro Sánchez. España necesita a sus dos grandes partidos situados en la centralidad.
- ¿Y volver a recurrir a viejos amigos como el PNV?
- Si algo tiene el PNV es olfato para percibir los cambios políticos. Ahora se está resituando y por eso escuchamos a Andoni Ortuzar diciendo que se siente engañado por Sánchez. Si alguien echa de menos a Rajoy en España es el PNV.
- En caso de que gobiernen, ¿usted se ve como ministro?
- Anda que no tienen que pasar cosas... Me ruboriza la pregunta porque sólo responderla supondría que lo veo como hipótesis factible. Vamos paso a paso...
- Hace tres años se marchó diciendo que no soportaba la «política de trincheras», con «más ruido que debate». ¿De veras cree que ha cambiado?
- No.
- Entonces, ¿qué hace aquí?
- Porque ha cambiado el PP, porque creo en el proyecto político de Feijóo. Es alguien que no reniega de las diferentes formas de interpretar España y que prioriza la diversidad frente a las trincheras.
- Por ejemplo, ¿usted está cómodo con el eslogan 'Que te vote Txapote' expandido por su partido y por Nuevas Generaciones?
- No, no estoy cómodo. Cada uno sabe lo que tiene que hacer, pero yo no metería en ninguna frase a un asesino.
- ¿Y comparte la tesis de Ayuso de que «ETA sigue viva y está en el poder»?
- Es una obviedad que ETA ha sido derrotada. Lo que veo es que hay mucho por hacer todavía para revertir 40 años de terrorismo.
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