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Una víctima, una placa. Ese fue el lema escogido por Covite para una primera campaña llamada a honrar la memoria de las víctimas allá por 2014. Ha pasado casi una década pero la petición sigue sobre la mesa en muchas ciudades. Esta misma semana, Consuelo ... Ordóñez se ha dirigido por carta al alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, para solicitarle «que se recuerde a las víctimas en los lugares donde, en los últimos 50 años, se han perpetrado atentados terroristas». La propia asociación recuerda en su misiva, a la que ha tenido acceso EL CORREO, que «ayuntamientos como el de San Sebastián, el de Vitoria o el de Pamplona han asumido la obligación de recordar a todas las víctimas donde fueron asesinadas». En el Consistorio confirmaron que Aburto se reunirá con Ordóñez y dejaron cualquier decisión en manos del Foro por la Paz y la Convivencia de Bilbao, «que se creó para eso».
Según Covite, uno de los primeros regidores en colocar placas en memoria de las víctimas fue Alfonso Alonso, alcalde de Vitoria entre 1999 y 2007, cuando ETA todavía estaba en activo. El modelo no convenció a todos ya que solo se recordaban los asesinatos de autoría etarra, pero se extendió esta práctica y se homenajeó a «33 víctimas del terrorismo y la violencia policial» en 2016, ya en el mandato del jeltzale Gorka Urtaran. Se aprovechó la fecha del aniversario para instalarlas por toda Vitoria. «Fuimos los primeros en dar el paso y lo hicimos convencidos de que era necesario y de justicia hacia esas personas y sus familias», explican sus colaboradores más cercanos.
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San Sebastián fue un caso muy curioso. Era alcalde Juan Carlos Izaguirre (EH Bildu) cuando la oposición sumó la mayoría suficiente para aprobar la colocación de placas en memoria de las víctimas del terrorismo. Como aquella decisión del pleno no acababa de concretarse, Covite lanzó en 2014 su propia campaña y colocó unas placas «clandestinas». Entre enero y marzo de 2017, Covite puso una nueva remesa, esta vez 62, en memoria de las víctimas del terrorismo, desde ETA al GAL y la Triple A. Las pusieron en las calles de San Sebastián y, por primera vez, también en Bilbao. Los servicios municipales de limpieza bilbaínos las retiraron, según explican fuentes de Covite, mientras que en Donosti fueron desapareciendo por el deterioro y algunos ataques.
Pronto llegó al mayor Consistorio guipuzcoano Eneko Goia (PNV), que tomó el relevo de Izaguirre. Con él, no tardaron en llegar las primeras placas oficiales a San Sebastián. Allí se ha instalado hasta ahora casi una veintena, la mayoría en memoria de asesinados por ETA, el GAL, el Batallón Vasco Español (BVE) y una de abusos policiales. Estos recordatorios suelen consistir en una plancha metálica en el suelo, inaugurada con un acto protocolario en que los familiares y las autoridades realizan una ofrenda floral. En todas aparece el nombre de la víctima, la fecha y el grupo terrorista que perpetró el atentado mortal. Si la familia no desea placa, no se instala. Algunas han sufrido sabotajes.
Pamplona ha colocado una veintena de placas a sus víctimas y hay otras ciudades españolas que se han sumado a la iniciativa, como Zaragoza o Madrid. La memoria fue ocupando calles y plazas en una dinámica donde se echa en falta a la capital vizcaína.
En su misiva, Covite recuerda al regidor bilbaíno que representa a «más de 500 víctimas del terrorismo y que es la mayoritaria en la Comunidad Autónoma Vasca». «Hemos de celebrar que, después de muchos años de contienda, ayuntamientos como San Sebastián, Vitoria o Pamplona hayan asumido la obligación de recordar a todas las víctimas de todos los terrorismos».
próxima reunión
Las muertes en atentado en la capital vizcaína son numerosas. 63 personas perdieron la vida asesinadas en actos terroristas registrados en Bilbao, según el listado remitido por Covite. Aparecen los nombres y las fechas de 59 muertos provocados por ETA, tres por el BVE y uno por los GAL. Desde Fermín Monasterio, el primer civil asesinado por ETA cuando un terrorista se subió a su taxi para escapar en 1979, hasta el ertzaina José María Aguirre, que murió tratando de evitar un atentado contra el Guggenheim.
El caso de los GAL en Bilbao es muy conocido ya que se trata del pediatra Santiago Brouard, asesinado en su consulta mientras atendía a un niño en noviembre de 1984. El atentado del Batallón Vasco Español se produjo el 23 de julio de 1980 y costó la vida a tres civiles: María Contreras Gabarra, que estaba embarazada en muy avanzado estado de gestación, Antonio Contreras Gabarra y Anastasio Leal Serradillo. Hubo dudas y las sigue habiendo a sobre si fue obra del BVE o de la Triple A, otro grupo terrorista de ultraderecha, ya que solían recurrir a banderas de conveniencia. Las tres víctimas se encontraban en las inmediaciones de una guardería vinculada a una persona cercana a la izquierda abertzale.
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