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Antonio Costa y Pedro Sánchez durante la Cumbre Ibérica celebrada en 2022 en Viana do Castelo (Portugal). Reuters

Costa, la caída de un referente con el que soñaba Sánchez

La celebración este viernes y sábado del congreso del Partido Socialista Europeo estará marcada por la dimisión del primer ministro portugués y la incertidumbre por la investidura en España

Martes, 7 de noviembre 2023

La celebración este viernes y el sábado en Málaga del congreso del Partido Socialista Europeo tendrá un regusto amargo para la familia política de la rosa. Por un lado, Pedro Sánchez, que esperaba acudir a la cita sin la etiqueta de presidente en funciones, ve ... cómo se le complica la investidura tras encallar las conversaciones con Junts en puntos concretos de la ley de amnistía, en medio de protestas diarias frente a las sedes del PSOE de todo el país, y las conversaciones podrían seguir en el aire para entonces si ambas formaciones no avanzan. Por otro, la dimisión este martes del primer ministro portugués António Costa tras ser investigado por corrupción, restará un referente clave para la familia socialista continental, en horas bajas.

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Y es que en una época de fragmetación parlamentaria, con gobiernos de coalición y repeticiones electorales en muchos lugares de Europa, Costa fue capaz de armar una mayoría absoluta en Portugal en las elecciones de enero de 2022. U escenario con el que Sánchez siempre soñó, y que anhela mientras maneja en el Congreso -en la anterior legislatura pero sobre todo en la actual- una aritmética mucho más endiablada y que le obliga, para garantizarse su investidura, a mandar una delegación a Bruselas para negociar una ley de amnistía directamente con Carles Puigdemont o a negociar cada ley con casi una decena de partidos, incluidos sus socios de coalición.

«Lo que le puedo garantizar es que tengo una envidia sana de la mayoría parlamentaria que tiene el primer ministro Costa», respondió el presidente del Gobierno en funciones durante la cumbre hispano lusa celebrada el pasado marzo en Lanzarote cuando la prensa portuguesa le preguntó al respecto. Lo dijo delante de la representante de su principal socio de Gobierno, Yolanda Díaz, y sonó tan sincero que tuvo que rectificar: «Cuando hablo de consolidar una mayoría parlamentaria como tiene António lo digo, lógicamente, con nuestros socios de Gobierno que están aquí representados en Yolanda Díaz».

En 2015, Sánchez llegó por primera vez a la secretaría general del PSOE, el mismo año en el que, contra el pronóstico de todas las encuestas, Costa consiguió poner de acuerdo al Partido Socialista con el Partido Comunista, el Bloco de Esquerda y el Partido Ecologista os Verdes para gobernar. Y lo hizo con un acuerdo que no implicó que las fuerzas a situadas a la izquierda de su formación formaran parte de un Consejo de Ministros que se mantuvo monocolor, al contrario que lo que ocurrió en España tras las generales del 10 de noviembre de 2019, que dieron paso al primer Ejecutivo de coalición desde la Transición.

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Éxito ibérico

Con Costa y Sánchez al frente de los gobiernos de Portugal y España, ambas naciones han estrenado sus lazos durante el último lustro, en un periodo especialmente convulso marcado por la pandemia de la covid-19 o las consecuencias económicas de la invasión rusa en Ucrania. Juntos, lograron convencer a Bruselas de la necesidad de aplicar una excepción ibérica para fijar un tope al precio de la electricidad y del gas en los mercados energéticos que supuso un precedente inédito en la UE y el mayor éxito de la colaboración entre los dos líderes socialistas.

La buena sintonía personal también se extiende en los asuntos de interés que comparten sus gobiernos. «Compartimos la misma visión con España en temas estratégicos», señalaba Costa antes de la última cumbre hispano-lusa. Sánchez, por su parte, considera al mandatario portugués como su «amigo» e incluso acudió a Lisboa este año, ya como líder de la Internacional Socialista, para acompañarle en los fastos organizados por el 50 aniversario del Partido Socialista portugués.

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«Trabajemos juntos, amigo António Costa, al servicio de una mayoría social», recogía Sánchez en sus redes sociales en un perfecto portugués. «Avanzando con políticas audaces, feministas e innovadoras», concluía su felicitación, dejando claro su intención de ir de la mano con el Ejecutivo portugués. Un deseo que puede truncarse si la caída del ya exprimer ministro luso arrastra también al Partido Socialista en Portugal y que ya supone para el presidente en funciones la pérdida de uno de sus aliados internacionales más importantes.

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