Codorníu se suma al éxodo empresarial y traslada su domicilio social de Barcelona a Haro

La compañía de la familia Raventós, una saga de profundo simbolismo y arraigo en Cataluña, ha decidido no esperar más después del cruce de cartas y advertencias entre el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el de la Generalitat, Carles Puigdemont. A mediodía de ayer difundió un comunicado en el que anunciaba el traslado: «Ante la situación de incertidumbre política y jurídica en la que se encuentra sumida Cataluña, el consejo de administración de Unideco S.A., empresa holding del grupo Codorníu Raventós, ha decidido trasladar su sede social de Sant Sadurní d’Anoia a Haro».

El grupo ya había sugerido la semana pasada que estudiaría su marcha en función de la evolución de los acontecimientos, después de desmarcarse en repetidas ocasiones del independentismo. El de los cavas es uno de los sectores más sensibles a los boicots a los productos catalanes que suelen surgir como reacción a las reivindicaciones secesionistas. De hecho, la otra gran empresa de cavas de la comunidad autónoma, Freixenet, controlada por la familia Bonet Ferrer, también ha dejado claro que en los próximos días podría tomar la misma decisión.

En su escueto comunicado, Codorníu dejó claro que el grupo vitivinícola seguirá funcionando como hasta ahora, ya que «mantiene la estructura operativa de producción de todas sus bodegas, así como el total de sus empleados en sus actuales centros de trabajo». Por ello, los efectos de la decisión son por ahora limitados: únicamente supone el cambio de sede social, mientras que la fiscal y la actividad industrial y laboral no sufrirá variaciones.

Codorníu cuenta en la actualidad con diez bodegas. Ocho están en España -solo dos fuera de Cataluña, Bilbaínas y Legaris, esta última en la Ribera del Duero-; y las otras dos en California (Artesa, en el valle de Napa) y Argentina (Séptima, en Mendoza). El grupo facturó en su último ejercicio fiscal 235 millones de euros, con un ligero beneficio de 68.000 euros.

No es la primera vez que el grupo catalán recurre a Bodegas Bilbaínas por los efectos de la ‘guerra del cava’. En 2005, las polémicas declaraciones del entonces vicepresidente catalán, Josep Lluís Carod Rovira, animando al boicot a la candidatura de Madrid para los Juegos Olímpicos de 2012, provocó un ‘efecto boomerang’ generalizado contra los cavas catalanes. Codorníu apostó entonces por aumentar la producción de cava riojano con el ‘Royal Carlton’ de Bodegas Bilbaínas, y desde entonces ha mantenido la apuesta por la marca. Asimismo, hace apenas año y medio, la bodega de Haro lanzó también al mercado un cava destinado al segmento alto del mercado etiquetado como ‘Viña Pomal’, su marca emblemática.

El pasado mes de mayo, la asamblea de trabajadores de Codorníu aprobó el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para 71 personas pactado por la empresa y los sindicatos, relacionado con la decisión e la compañía de dejar de producir para marcas blancas. El expediente afectó a nueve trabajadores de Bodegas Bilbaínas en Haro.