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El influjo de Xabier Arzalluz sobre el mundo abertzale va a perdurar en el tiempo. Su particular estilo de hacer política y, especialmente, su compromiso ideológico y vital con el nacionalismo vasco le han elevado desde su fallecimiento el pasado jueves a la categoría de ... tótem del PNV. Como lo será el funeral que esta tarde se oficia en Azkoitia, su localidad natal, la capilla ardiente abierta ayer en Bilbao se convirtió en una sucesión de loas a la figura del exlíder jeltzale, convertido ya en «el ejemplo a seguir» para el peneuvismo. Una impronta imborrable pese a la notable distancia que separaba desde hace algunos años al expresidente del EBB y su entorno de los nuevos mandatarios del partido. Baste un ejemplo: Por expreso deseo de la familia, el velatorio de Arzalluz se instaló en un tanatorio de la capital vizcaína y no en Sabin Etxea, como ocurrió en el caso de otros referentes del partido.
La salud de Arzalluz, que llevaba más de una década alejado de la primera línea, se había deteriorado durante los dos últimos meses de forma notable. Falleció la mañana del jueves en Bilbao a los 86 años, y desde el primer momento los reconocimientos al controvertido exjesuita que marcó la política vasca y lideró al PNV durante la Transición han sido incontables. Dirigentes de todos los partidos visitaron la capilla ardiente del exlíder jeltzale, excepto del PP. «Es mejor que no diga lo que nos sugiere su figura», zanjó el presidente de los populares vascos, Alfonso Alonso, al ser preguntado.
Fue la nota discordante –aunque la matizó en cierta medida la sorpresiva presencia de Francisco Álvarez Cascos en el tanatorio de Begoña– en una jornada de honra generalizada. El recuerdo a Arzalluz hasta volvió a poner en el foco a históricos del PNV que ya han dado un paso a un lado. Por ejemplo, el ex diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, que como el exlehendakari Juan José Ibarretxe, Juan María Atutxa, Jon Azua, Iñaki Anasagasti y Emilio Olabarria acudieron al velatorio a primera hora de forma discreta.
Más solemne y mediática fue la presencia del alcalde de Bilbao Juan Mari Aburto, la del portavoz nacionalista en el Congreso, Aitor Esteban, y sobre todo la de la dirección del PNV en pleno. Con su presidente, Andoni Ortuzar, y el líder de la formación en Gipuzkoa, Joseba Egibar, 'hijo' político de Arzalluz, a la cabeza, el EBB visitó la capilla ardiente al completo a última hora de la mañana. «Un abertzale ejemplar, un grande de la política vasca que lo ha dado todo por su patria», resumió Ortuzar a la salida. La dirección jeltzale celebra hoy una asamblea extraordinaria que alumbrará un gesto de calado con Arzalluz. Ayer se instaló en el 'hall' de Sabin Etxea un libro de condolencias y una ikurriña a media asta con un crespón negro.
Diez minutos antes que la plana mayor del partido abandonó el velatorio el exburukide Alfredo de Miguel, imputado en una supuesta trama de comisiones ilegales que puede llevarle a la cárcel y enfangar al PNV cuando se conozca la sentencia en unos meses. De Miguel es amigo íntimo del hijo de Arzalluz desde que ambos compartieran militancia en EGI, aunque su coincidencia en el tanatorio con el EBB fue un llamativo patinazo en una jornada en la que todos los gestos se midieron al milímetro. Lo que se dijo y se hizo y lo que no.
Además de por la flor y nata del PNV y un buen número de afiliados, la familia de Xabier Arzalluz estuvo ayer arropada por una importante representación política. Especialmente de la izquierda abertzale. Si por la tarde acudió el coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, con Maddalen Iriarte, Jon Inarritu y Jone Goirizelaia, por la mañana lo habían hecho el líder de Sortu, Arkaitz Rodríguez, con Rufi Etxebarria, Rafa Díez Usabiaga y 'Tasio' Erkizia. Junto a ellos apareció el que fuera dirigente de ETA 'Antxon' Etxebeste, uno de los principales interlocutores de la banda con los gobiernos de España. Como ya hiciera el jueves, la izquierda abertzale recordó a Arzalluz con admiración. «Era uno de los nuestros», dijo Otegi.
Con menor bullicio, el velatorio también fue visitado a media tarde por una delegación del PSE encabezada por su secretaria general, Idoia Mendia, y el exlehendakari Patxi López. La de Podemos la lideró su secretario general en Euskadi, Lander Martínez. No faltaron tampoco representantes sindicales como 'Txiki' Muñoz (LAB) y Loli García (CC OO).
La capilla ardiente se cierra esta mañana con la visita del lehendakari Iñigo Urkullu y parte de su Gobierno. Homenaje institucional de primer nivel antes de que los restos del expresidente del PNV sean trasladados a Azkoitia. Arzalluz será despedido a las siete de la tarde con un oficio en la iglesia de Santa María la Real.
Se subió a un coche en Madrid por la mañana, visitó durante unos minutos el velatorio y volvió a la capital. Francisco Álvarez Cascos, ministro de Fomento con Aznar y actual líder de Foro Asturias, mostró ayer su «pesar» a la familia de Arzalluz, con el que, pese a las diferencias ideológicas, trabó una relación de «respeto mutuo». «Es lo que queda al final», aseguró Cascos, que ejerció de enlace del PP de Aznar con el PNV durante años.
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