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En Ceuta los conocen como 'los nadadores'. Son los jóvenes marroquíes, muchos de ellos menores, que se echan al mar para cruzar la frontera entre ... su país y la ciudad española, ese lugar que para ellos representa el umbral de una anhelada vida mejor. Los nadadores no son un fenómeno nuevo -y en el recuerdo sigue fresca la tragedia del Tarajal de hace diez años, cuando se ahogaron quince personas en uno de estos intentos- pero estos últimos días su presencia se ha multiplicado hasta dar lugar a escenas sorprendentes, con grandes grupos que avanzan dando brazadas hacia el litoral ceutí. El presidente de la ciudad autónoma, Juan Vivas, del PP, lanzó este lunes «una petición de auxilio» al Estado ante esta «avalancha».
«Si viene levante, hay niebla. Si baja la niebla, hay nadadores», resumía este lunes uno de los funcionarios españoles que vigilan la frontera, y a continuación puntualizaba: «Normalmente, esto sucede con cuentagotas, pero la actividad altísima de estos días nos tiene desbordados. Esta mañana había unas mil personas esperando para tirarse al agua: a lo mejor logras coger a dos tercios, pero alguno se te cuela». La presión se disparó ya el domingo, una de esas jornadas en las que la bruma tiende un telón impenetrable a lo largo de la costa ceutí, hasta el punto de que muchas veces se oía a los nadadores pero no se les llegaba a ver. Los guardias civiles se dejaban los ojos y recurrían a sensores de calor y a punteros láser para indicar al Servicio Marítimo dónde se encontraban los grupos de jóvenes marroquíes y argelinos, muchos de ellos provistos de flotadores para afrontar la travesía. Incluso se llegó a poner en alerta al Ejército por si se hacía necesaria su intervención.
Algunos, exhaustos y casi vencidos por el frío, lograban alcanzar la costa. Uno de los grupos arribó a las siete y media de la tarde del domingo a la playa del Tarajal, donde, en un intento de esquivar a las fuerzas de seguridad, se mezclaron con los ceutíes que pasaban allí el día. Ante la confusa situación, la Guardia Civil y la Policía Nacional decidieron desalojar el arenal y fueron comprobando cuáles de los presentes eran residentes en la ciudad, una medida que no fue bien recibida por algunos bañistas. La tensión fue en aumento y derivó en violencia, con un agente herido de una pedrada.
La de este lunes fue otra madrugada de niebla y de nuevo se sucedieron los intentos de nadar hasta Ceuta. «Ha sido una barbaridad, no damos abasto», confirmaba el funcionario. Según el diario 'El Faro de Ceuta', la situación en Castillejos, localidad marroquí fronteriza con Ceuta, era estos días de «descontrol absoluto», con una «mezcla alocada» de gente en las calles. La delegada del Gobierno, Cristina Pérez, reconoció este lunes una presión «extrema», con 1.500 intentos de entrar en la ciudad tan solo el domingo.
La cifra de menores extranjeros acogidos en los centros ceutíes se acerca ya al medio millar, cuando su capacidad oficial es de 132 plazas. El Gobierno de la ciudad autónoma ha habilitado una nave en desuso para hacer frente a la sobreocupación. Frente a los 266 menores no acompañados que llegaron a la ciudad el año pasado, en 2024 ya se han superado los 600. El consejero de Presidencia y Gobernación, Alberto Gaitán, alertaba el domingo en este periódico sobre la urgencia de «decidir si queremos que toda Ceuta sea una cárcel de inmigrantes». Este lunes, fue el presidente Vivas quien volvió a dar la voz de alarma: «El colapso de nuestra capacidad de acogida es manifiesto, evidente, incuestionable».
El PP no ve posible un acuerdo para reformar la Ley de Extranjería y que las autonomías se repartan obligatoriamente los menores migrantes. «No hay ninguna posibilidad de acuerdo, porque el Gobierno no atiende, hace caso omiso, mira para otro lado», planteó el vicesecretario de Cultura y portavoz del partido, Borja Sémper, que acusó a Pedro Sánchez de «tratar a los migrantes como paquetería»Sémper culpó al Gobierno de «desaparecer» ante el fenómeno de la migración e invitó a Sánchez a conocer la «realidad» de los centros de acogida de las autonomías, «absolutamente saturados». Además, insistió en pedir que se convoque «de manera urgente» a todos los presidentes autonómicos para abordar este «problema humanitario que cada día se agrava un poco más».
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