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El presidente del PP vasco, Carlos Iturgaiz, estrecha la mano de Luis Gordillo en Bilbao. ignacio pérez

Casado se implicó en primera persona para fichar al exlíder de Cs en Euskadi

Una reunión cara a cara en Génova acabó por convencer en agosto a Gordillo, que estaba en el radar del PP desde hacía más de un año

Domingo, 10 de octubre 2021, 00:51

Para cuando el ascensor abrió sus puertas en la séptima planta de Génova 13, Luis Gordillo ya llevaba casi un año dándole vueltas a su futuro político. Liberal antes que cualquier otra cosa, receloso de abstractas etiquetas centristas, el exlíder de Ciudadanos Euskadi venía asistiendo ... atónito a los volantazos del partido que él mismo había contribuido a cimentar en los ratos libres desde su despacho en la Universidad de Deusto. Lo naranja pintaba cada día más negro, pero aquella larga cita veraniega cara a cara con Pablo Casado acabó tiñendo todo de azul.

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Cuentan las fuentes consultadas que desde el principio hubo 'feeling'. El presidente del PP y su flamante fichaje no se conocieron personalmente hasta la campaña de las elecciones vascas del año pasado, pero ya para entonces Gordillo se encontraba en el radar de Génova por su vieja amistad -por motivos académicos- con un miembro del gabinete de Casado. El jefe de la oposición ya estaba al corriente, pues, de las destrezas de aquel profesor de Derecho Constitucional que lideraba en Euskadi el partido que pretendía engullir en toda España.

Durante los numerosos actos que compartieron en campaña, el trato fue más que cordial. «Cariñoso» incluso. Al final, el 12 de julio de 2020, el escrutinio deparó un solo escaño a PP+Cs en Bizkaia, circunscripción por la que Gordillo se presentaba como 'número dos' por detrás de Carlos Iturgaiz. Apenas unas horas después, Casado le llamó por teléfono: «Estate tranquilo, os vamos a mandar a gente para que revisen el recuento». Vinieron, vieron y vencieron. El día 17 obtenía su acta como parlamentario tras detectarse un error por el cual se restaron cien votos a la candidatura en una mesa electoral del centro de Bilbao.

El parlamentario «se movía como pez en el agua» en la Cámara, a pesar de ser un novato

La implicación personal del presidente del Partido Popular en la consecución de ese escaño, arrebatado a EH Bildu y que muchos daban por perdido, satisfizo sobremanera al entonces portavoz naranja en Euskadi. Aún hoy se siente en cierta deuda con él porque de lo contrario tal vez nunca se habría sentado en el hemiciclo de Vitoria. Encargado de los temas económicos y jurídicos, sus compañeros del PP reconocen que casi desde el primer día «se movía como pez en el agua» si se tiene en cuenta que es un novato en la Cámara. Así que pronto echaron la caña.

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El inicio de la legislatura coincidió con la puesta en marcha del nuevo sistema organizativo en Cs. Gordillo quedaba fuera del liderazgo e Inés Arrimadas conseguía aupar a José Manuel Gil como nuevo coordinador general. La relación entre ambos dirigentes vascos nunca ha sido «boyante», pero aquel cambio de silla produjo un clic sin vuelta atrás. En paralelo, el partido naranja coqueteaba con el Gobierno de Pedro Sánchez y buscaba abiertamente un pacto presupuestario para reivindicarse como bisagra capaz de acordar a izquierda y derecha.

Con discreción

La fallida moción de censura en Murcia confirmó los peores temores de Gordillo, ya muy desencantado con la senda que tomaba la formación. Empezó entonces un acercamiento mutuo con el PP. Siempre con discreción se celebraron reuniones entre el todavía militante de Cs y representantes de las cúpulas vizcaína y vasca de los populares. Pero la definitiva se produjo a finales de agosto, cuando Casado le recibió en su despacho de Génova y ambos mantuvieron una larga conversación. Las fuentes consultadas desvinculan de esta operación a Fran Hervías, exsecretario de Organización de Cs y ahora en el PP.

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Los interlocutores diagnosticaron que «ha llegado la hora» de la reunificación del centroderecha en España y del fortalecimiento del constitucionalismo en Euskadi. Y coincidieron en que «sólo el PP puede hacerlo». El fichaje estaba rematado, pero convinieron en esperar a hacerlo público para que fuera la guinda a la convención nacional de la pasada semana, en la que Casado hizo de la unión su leitmotiv. El miércoles por la noche Gordillo trasladó su decisión a Gil y el jueves por la mañana llegó al Parlamento arropado por Iturgaiz. Misión cumplida.

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