Casado califica el 4-M como un «paso de gigante» para «unir» a la derecha

Los populares estaban seguros de que los comicios del 4-M podían suponer una oportunidad para minar la posición de Pedro Sánchez en La Moncloa. De hecho, las elecciones se presentaron casi en clave nacional, con una dicotomía entre «sanchismo o libertad». Las encuestas pintaban bien, pero los resultados fueron todavía mejores porque no solo han confirmado el tirón de Ayuso, sino algo mucho más importante para que el PP pueda presentarse como una alternativa clara al PSOE: que Ciudadanos está en proceso de demolición y que todos sus votantes han buscado refugio en las filas populares.

Y eso es algo en lo que incidió Casado al hablar de la «clara unificación de siglas del centro y de la derecha en el PP». «Ayer dimos un paso de gigante en la unión de la mayoría silenciosa. Si nos unimos, ganamos», afirmó el presidente de los populares en un comité ejecutivo nacional en el que Ayuso fue recibida como una heroína. Sin ocultar su euforia, Casado aseguró que el PP «vuelve a ser el gran partido de España».

La realidad es que la debacle de Ciudadanos ha abierto un escenario novedoso. En las filas conservadoras son conscientes de que para sacar a Sánchez del Gobierno no vale solo con ganar las elecciones porque el PSOE ha sido capaz de construir a su alrededor una mayoría con Unidas Podemos y diferentes formaciones nacionalistas y regionalistas que se antoja imposible de superar para el PP con los datos actuales.

Hace falta sumar, recuperar músculo, y el aparente hundimiento de Ciudadanos lo hace posible. «Hay una mayoría social que quiere cambiar el Gobierno y vamos a convertirla en mayoría electoral. El presente de España, una vez más, pasa por el PP», afirmó un Casado que además de no ahorrar críticas hacia Sánchez aseguró que las elecciones de Madrid suponen «el motor de cambio de la alternancia política».

La realidad es que en apenas dos meses los populares han transformado lo que asomaba como una amenaza -la moción de censura en Murcia- en una rampa de lanzamiento para Casado. «De la moción de Murcia hemos llegado a la emoción en Madrid. De la reacción en cadena ha terminado por explotar una bomba en Moncloa y en Ferraz», se vanaglorió Casado.

Para los populares hay un elemento clave a pesar del batacazo que sufrieron en febrero en Cataluña. En menos de un año han demostrado su fortaleza en dos comunidades como Madrid y Galicia en las que sus líderes ofrecen discursos muy diferentes. Y aun así, Ayuso rozó la mayoría absoluta y Núñez Feijóo la logró. «España tiene muchos acentos, el PP también y se nos entiende muy bien en todas partes», destacó ayer Casado.

La siguiente parada puede ser Andalucía. Y ahí las expectativas también son buenas. Tanto, que algunas voces internas han sugerido que Juanma Moreno Bonilla debería hacer como Ayuso y adelantar las elecciones -previstas para 2022- para reforzar su posición a costa de su socio de Gobierno, Ciudadanos. El caso del 'barón' andaluz también alienta el optimismo en Génova. A pesar de las dudas iniciales y de que sus relaciones con la dirección nacional son mejorables, a lo largo de los últimos años se ha consolidado. Si Moreno Bonilla lamina a Ciudadanos, el camino de Casado hacia Moncloa se allanaría.

En unas generales, los seis grandes graneros de votos son Andalucía, Cataluña, Madrid, Comunidad Valenciana, Castilla y León y Galicia. Cuatro son feudos populares, Cataluña es un imposible y en la Comunidad Valenciana la partida está abierta. «Si fuese Ximo Puig, tomaría nota», afirmaron ayer desde el PP valenciano.