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Pablo Casado se mueve entre el «hartazgo» y la «frustración» que a su juicio supone tener que responder día sí y día también sobre ese rueda del hámster que suponen los papeles de Luis Bárcenas. Y hacerlo, además, en un momento crítico para el partido, ... a las puertas de unas elecciones catalanas en las que los populares se juegan muchísimo. El abismo se llama Vox, ver si los de Santiago Abascal logran el primer 'sorpasso' a los populares en unas elecciones. Casado lleva muchas semanas durmiendo en Cataluña, haciendo una campaña en positivo que ha quedado eclipsada por la sombra del extesorero. Ayer, sin ir más lejos, aseguró que quiere que Cataluña sea «el Silicon Valley de España».
Lo dijo, además, en un día en el que el presidente de los populares se alejó aún más de la era Rajoy en relación a la gestión del 1 de octubre de 2017. Entrevistado en 'prime time' en la emisora más escuchada de la comunidad, desveló que aquel día «decidió» personalmente no comparecer ante los medios como portavoz del partido por estar en desacuerdo con el método usado por el Gobierno para hacer frente a la celebración del referéndum. «Lo que se estaba viendo en la televisión era algo que, en mi opinión, se tenía que haber evitado», zanjó en RAC1.
En este sentido, recalcó que no podía negar que la votación se estaba produciendo, aunque también criticó a quienes le dieron carta de naturaleza: «Ni estaba de acuerdo con los que estaban diciendo que se estaba votando en unas elecciones homologables, porque eso no eran unas elecciones homologables; ni estaba de acuerdo con los que decían que ahí no se estaba votando».
Es verdad que «ya no importa», pero «todo lo que ocurrió el 1-O se «tenía que haber evitado», confesó. En lo judicial, porque «un juez debería haber actuado antes de esa mañana»; y desde el punto de vista político, recordó que «se hizo mal» la formación del primer tripartito con el Pacto del Tinell, la elaboración del Estatut y el tránsito de CiU hacia el independentismo. Aquí, sin embargo, no ahondó en sus críticas a la gestión de Rajoy. Se limitó a señalar que él se presentó a las primarias del PP para, entre otras cosas, «ofrecer una cosa distinta para Cataluña».
Esa otra «cosa distinta» que está intentando 'vender' en campaña y que ha quedado eclipsada por el caso de la presunta 'caja B' busca «servir a todos los catalanes sin importarle la bandera que tengan en su balcón»; trabajar para que vuelvan «todas y cada una de las empresas que se fueron» por el 'procés'; diseñar una «revolución» fiscal y un nuevo modelo de financiación autonómica más acorde a las necesidades de Cataluña; o apostar para que «Barcelona sea el Silicon Valley de España». «Vengo a escuchar, pero quiero que me escuchen», zanjó.
Casado también analizó la difícil situación en la que se encuentra el Partido Popular en Cataluña, con una escasa representación en el Parlament (sólo cuatro escaños) y con la amenaza de un 'sorpasso' de Vox el 14-F. Admitió que han sufrido una «triple crisis» en los últimos años: la corrupción; la crisis económica en la que no supieron explicar que «rescatar a España y hacerlo sin rescate fue algo positivo», y Cataluña ante la «falta de entendimiento con todo lo que fue el 155».
Pero lo pasado, vino a decir, pasado está, de ahí que toca a mirar al futuro con una propuesta en positivo: «Quiero una Cataluña cosmopolita que no esté en la rueda del hámster del independentismo. Mi compromiso con Cataluña es de largo recorrido, es estar siempre. Es una tierra de concordia, que no quiere radicalismos ni polarización, quiere convivencia, estabilidad y progreso», recalcó.
El PP mantiene inamovible su versión de que «no ha habido ninguna negociación» con su anterior tesorero. A Pablo Casado le «encaja» la explicación que le dio ayer el actual consejero de la Comunidad de Madrid, Enrique López, sobre su mediación para que el abogado del partido se reuniera una docena de veces con un íntimo amigo de Luis Bárcenas que hacía de enlace. Según dijo, se limitó a ponerles en contacto, cuando era magistrado de la Audiencia Nacional. .
Fuentes cercanas al responsale de Justicia del PP confirmaron que «se limitó a poner en contacto en 2017» al empresario y al letrado de los populares, pero «a partir de ahí, no llevó a cabo ninguna gestión ni tuvo interlocución alguna sobre el 'caso Bárcenas'».
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