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cristian reino
Lunes, 25 de noviembre 2019, 00:16
El vicepresidente del Govern y hombre fuerte de ERC, Pere Aragonès, pidió ayer a la militancia de su partido que avale hoy la estrategia de la dirección de condicionar cualquier apoyo a la investidura del socialista Pedro Sánchez a la constitución de una mesa ... de negociación sobre el conflicto catalán.
En concreto, las bases del partido republicano -compuestas por 9.516 personas, según el censo del congreso de la formación del pasado septiembre- deberán responder hoy a la siguiente pregunta: «¿Está de acuerdo con rechazar la investidura de Pedro Sánchez si previamente no hay un acuerdo para abordar el conflicto político con el Estado a través de una mesa de negociación?».
Aragonès aclaró ayer que piden «que se avale este 'no' a la espera de que el PSOE se mueva». «Este aval es la forma de que nuestro programa político (amnistía, autodeterminación, derechos y libertades) avance», señala en una entrevista que publicó ayer 'El Periódico de Catalunya'.
Aragonès afirmó que la consulta interna sobre la investidura de Pedro Sánchez, que se realizará por vía electrónica, «es una mecanismo para que la decisión sobre los criterios que deben dirigir la negociación y el voto final sean compartidos por el conjunto del partido».
La consulta de hoy se celebrará entre las 9 y las 20 horas. Y todo parece indicar que no tendrá demasiada incertidumbre y será claramente contraria a avalar la investidura. Y es que las negociaciones por el nombramiento de Sánchez vienen marcadas por el fantasma del adelanto electoral en Cataluña. ERC no puede prestar sus trece escaños sin haber obtenido una buena contraprestación por parte socialista.
Una de las posibilidades que se baraja es que ERC cambie su 'no' por la abstención si Sánchez y el PSOE mueven ficha. En otras palabras, los republicanos quieren que los socialistas se comprometan a constituir una mesa con los dos gobiernos. Tras la sentencia del Supremo, que condenó a trece años de prisión al su líder, Oriol Junqueras, y con las elecciones catalanas a la vuelta de la esquina, Esquerra necesita arrancar un trofeo en la negociación. No solo pensando en los comicios, porque no se pueden permitir un nuevo desgaste como el que sufrieron el 10-N (150.000 votos y dos escaños menos), sino porque la militancia aprieta a la dirección.
Hace tiempo que se ha producido una cierta distancia entre las bases y la ejecutiva, que se muestra más pragmática. Hace un año, los afiliados ya obligaron a la dirección a mantener la apuesta por la vía unilateral en la ponencia política. Ahora, el sector crítico del partido amenaza con pedir una segunda consulta interna en cuanto haya una oferta formal de Pedro Sánchez.
Los socialistas, por su parte, se han abierto a ofrecer diálogo entre partidos, dentro de la ley, y podrían circunscribir esa mesa entre gobiernos a la comisión bilateral estatutaria. En este contexto, ambas direcciones tendrán que hilar muy fino para llevar el acuerdo a buen puerto.
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