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Enrique Arnaldo y Odón Elorza, en el Congreso. j. r. ladra
Bravo por Elorza

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Análisis ·

El escándalo de la elección de los vocales del Tribunal Constitucional ha dañado de tal modo el decoro de instituciones y personas, que costará tiempo y esfuerzo repararlo

Sábado, 13 de noviembre 2021, 23:46

El escándalo que ha provocado la elección de los cuatro vocales del Tribunal Constitucional que corresponden al Congreso de los Diputados tiene tantos aspectos e implica a tantos agentes, que resulta difícil analizarlo en detalle. Vayamos, pues, a ello sin preámbulo, comenzando por el método. ... Tanto en el caso del CGPJ como, con mayor razón, en el del TC, por tener éste asignada en exclusiva al Gobierno la designación de dos de sus vocales, la elección de los que al Congreso competen no debía haber sido planteada entre la presidencia del Ejecutivo y el principal partido de la oposición, sino conducida por la de la Cámara y los distintos grupos parlamentarios. No ha sido así. Se ha producido una intromisión del Ejecutivo en la labor del legislativo y se ha reducido a la práctica irrelevancia una Cámara cuyo prestigio está ya bastante debilitado. La negativa de los grupos a participar en la votación ha de tomarse, pues, como una protesta. Mal, por tanto, la presidencia del Gobierno por su extralimitación y peor la del Congreso por su sumisa inhibición.

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