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Es habitual en las democracias de más calidad de nuestro entorno colocar la historia en la agenda pública a través de conmemoraciones. No para señalar continuidades oportunistas en los adversarios políticos con raíces antidemocráticas, sino para poder entender mejor los valores que compartimos, los conflictos ... que pudimos superar y cómo los derechos se conquistan y no se regalan. En 1975 murió el último dictador que ha gobernado en España y podría ser una oportunidad para compartir con las generaciones que heredaron la democracia cómo fue su conquista.

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elcorreo 1975