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EH Bildu contempla los próximos meses convencido de que la estrategia que puso en marcha hace cuatro años ha dado resultados, pero que aún se puede ir más lejos. Sin embargo, para superar algunas metas necesita que una pieza del tablero siga donde está tras ... las próximas elecciones generales: Pedro Sánchez en La Moncloa. La coalición liderada por la izquierda abertzale cree que si el presidente logra la reelección y el Gobierno necesita de los mismos apoyos se abrirá una enorme puerta de oportunidades para alcanzar objetivos a día de hoy aparentemente inviables.
La hoja de ruta diseñada por EH Bildu pasa por ampliar su base social y ganar cuotas de poder. Hacer ver que tras el fin de ETA han pasado de ser una fuerza que rechazaba las principales instituciones a una pragmática con influencia. En ese giro llevan varios años, pero será ahora cuando de verdad se vea si la ciudadanía premia esa vía porque el gran salto se ha ido produciendo a medida que ha avanzado la legislatura en Madrid y se han consolidado los pactos con Sánchez.
Estos acuerdos, unidos a otras cuestiones que han abierto brechas internas importantes -pacto educativo, parques eólicos...- pasarán en las municipales y forales de mayo su primer test. El segundo llegará a finales de año con las generales. Y en ambos casos los dirigentes de EH BIldu creen que aprobarán con tranquilidad. Según sus análisis, el malestar que están generando en la militancia algunas decisiones no se transformará en un castigo en las urnas. Más bien todo lo contrario, esperan comerle terreno a Podemos.
objetivo
El foco, de hecho, lo ponen más adelante. En el escenario que se pueda abrir tras las generales. Y ahí el objetivo es claro y público: que Sánchez siga al frente de un Gobierno que requiera de los apoyos de las fuerzas soberanistas, en especial, ERC y la propia EH Bildu.
Los de Arnaldo Otegi son conscientes de que en los próximos meses, y en medio de un año electoral, las posibilidades se sacar algo de calado son escasas. El objetivo pasa por reforzar un mensaje social que durante los últimos años ha sido el eje de su discurso y que le ha servido para tratar de blanquear su pasado.
Pero si Sánchez sigue en Moncloa se abrirá una nueva fase en dos cuestiones relacionadas con sus reivindicaciones históricas: los presos de ETA y la autodeterminación. En lo que se refiere a los reclusos, el camino principal está hecho al haber acabado la dispersión. Ahora la meta es tumbar varias leyes que fueron aprobadas con el PP en La Moncloa, bien en los ejecutivos de José María Aznar o en los de Mariano Rajoy.
Se pone el foco, por ejemplo, en la modificación legal aprobada en 2003 que creó la figura de un único juez de Vigilancia Penitenciaria en la Audiencia Nacional para abordar casos vinculados con el terrorismo. Hasta ese año había uno por jurisdicción. De hecho, aquel cambio se produjo a raíz de varias excarcelaciones decretadas por la juez de Bilbao que fueron rechazadas por la Audiencia Nacional. Esa normativa, y otras similares, podrían derogarse con una mayoría similar a la que ahora mismo hay en el Congreso. Desde la izquierda abertzale se admite que el visto bueno final seguiría estando en manos de la Audiencia Nacional, pero que volviendo a la situación previa a 2003 y con algún cambio en la Fiscalía, las revocaciones de terceros grados que se están dando ahora desaparecerían.
En lo que se refiere a la consulta, el propio Otegi ha reconocido que «tampoco es una cuestión que necesitemos hacer de manera ansiosa y corriendo». Lo que Bildu espera es que se creen las circunstancias. Y eso es algo que confía que pase en los próximos cuatro años si Sánchez sigue al frente del Gobierno.
Arnaldo Otegi denunció ayer que en Euskadi hay «un Gobierno agotado y agotador», sin «rumbo» ni «planificación» y que fomenta «el amiguismo». El líder de EH Bildu reivindicó el «cambio» porque no se pueden seguir manteniendo «políticas públicas que son insostenibles». Hizo estas declaraciones en un acto con claro clima preelectoral en Barakaldo.La elección de la localidad vizcaína no es causal. La coalición soberanista sabe que si de verdad quiere dar el 'sorpasso' al PNV tiene que ganar espacio en el Gran Bilbao. La capital vizcaína y la Margen Izquierda son una especie de 'agujero' electoral donde los jeltzales sacan una distancia enorme, el PSE-EE sigue manteniendo su peso y donde en 2019 Podemos estuvo por delante en Barakaldo y Santurtzi. En EH Bildu saben que mientras no logren produndizar en esta zona su fortaleza en Gipuzkoa y Álava les servirá de poco. El problema es que el análisis no es nuevo y aún no se ha encontrado la solución.
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