PNV y Bildu tienden la mano al Gobierno para negociar su apoyo a los Presupuestos

En los cálculos del Gabinete de Pedro Sánchez, sólo uno de los 18 escaños que aporta Euskadi a la Cámara baja aparece en la columna del 'no'. Es el que ocupa Bea Fanjul, diputada del PP por Bizkaia. Entre los 17 restantes, cuatro pertenecen al PSE-EE y otros tres a Podemos, con lo que siete apoyos están garantizados incluso antes de que el proyecto llegue al registro parlamentario. Los once que completan la operación, los pertenecientes a PNV y EH Bildu, dependen de una negociación que durante esta legislatura, en el caso de los Presupuestos, siempre ha cristalizado en un 'sí' de nacionalistas y soberanistas.

En Sabin Etxea no ocultan que tratarán de suscribir un nuevo acuerdo que arranque más compromisos para Euskadi. Pero antes de abordarlos, avisan, hay que satisfacer los ya firmados. «Reclamamos voluntad política para el cumplimiento de los acuerdos pendientes», antepusieron fuentes del EBB. Se trata de una referencia implícita a las transferencias que faltan para completar el Estatuto de Gernika 43 años después de su aprobación. La competencia que más próxima parece al traspaso es la de Cercanías, pero el Gobierno vasco también prioriza otras como Meteorología, Ordenación del Litoral y Salvamento Marítimo.

Los jeltzales, además, se mostraron «sorprendidos» con el alcance que PSOE y Unidas Podemos dieron al entendimiento dentro del Consejo de Ministros. «Cantar victoria por un acuerdo entre socios de gobierno no deja de ser sorprendente. La noticia sería que consigan convertir ese proyecto en ley», indicaron. En EH Bildu, por el contrario, no quisieron ahondar en las diferencias que socialistas y morados han exteriorizado; por ejemplo, al respecto de la ley de vivienda. La portavoz abertzale, Mertxe Aizpurua, incidió en que esa regulación es «necesaria», pero también dijo que su grupo no establecerá «líneas rojas» en el diálogo.

En un primer análisis en los pasillos del Congreso, la diputada soberanista expresó una «valoración positiva» del proyecto por su tinte social, aunque avisó de que «la pelota está en el tejado del Gobierno» y que ahora deberá atender las reivindicaciones de sus socios parlamentarios. En una nota difundida horas más tarde, la coalición agregó que intentará aprovechar su «fuerza determinante» en la Cámara baja para mejorar las Cuentas «con el objetivo de que redunden en beneficio de la sociedad vasca y las clases populares del Estado». «Actuaremos con la responsabilidad que nos caracteriza, pero seremos muy exigentes para lograr mejoras sociales y económicas urgentes», insistieron.

Entre el resto de aliados habituales, quien más elevó el listón fue ERC. Su portavoz, Gabriel Rufián, avisó de que las cosas «empiezan mal» por no existir un acuerdo en torno a la ley de vivienda y llamó tanto a PSOE como a Unidas Podemos a «ahorrarse el 'pressing'» a los republicanos. «El voto de Esquerra se suda», advirtió. En Moncloa confían en que los 13 votos de los independentistas contribuyan a la ratificación de las Cuentas, máxime cuando el Govern con Junts está en riesgo de saltar por los aires y ERC se podría ver abocada a continuar en solitario. Un escenario en el que el apoyo del PSC, primera fuerza política en la comunidad, cotizaría muy alto.