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David Guadilla
Miércoles, 31 de mayo 2023, 00:41
Los resultados del domingo no solo avalaron el giro estratégico de EH Bildu, sino que permitieron a la izquierda abertzale quitarse presión sobre una cuestión que sobrevuela sobre su entorno desde hace unos años y que hasta ahora no se había podido cuantificar: el papel ... de GKS. Durante las últimas semanas, el movimiento comunista había intensificado su choque con la izquierda abertzale y hecho un llamamiento implícito a la abstención. La participación ha bajado –que haya sido por GKS es otra cuestión–, pero en todo caso la perjudicada no ha sido EH Bildu porque incluso ha subido en votos y en porcentaje de apoyo.
El Movimiento Socialista, cuya marca más conocida es GKS, mantiene desde hace cinco años una pelea abierta con la coalición soberanista. Ambas partes rechazan formar parte del mismo tronco, pero los vínculos son evidentes. El principal embrión de GKS es Ikasle Abertzaleak, la organización en la que durante años militaron muchos miembros de EH Bildu y de sus marcas precedentes. Además, portavoces destacados del Movimiento Socialista son hijos o hijas de históricos de la izquierda abertzale.
Los enfrentamientos durante los últimos meses han sido constantes y se han visualizado en diferentes ayuntamientos, donde GKS ha acusado a los alcaldes de EH Bildu de aplicarles «un veto político» e impedirles tener txosnas. El cruce de reproches ha sido intenso, pero sin que para los de Arnaldo Otegi haya supuesto un excesivo desgaste a pesar de que en algún momento se temió que podrían ser claves en localidades donde los resultados suelen ser ajustados.
En los municipios gobernados por la izquierda abertzale en donde GKS ha querido evidenciar las contradicciones de la coalición –demostrar que han pasado de ser un partido antisistema a uno «burgués instalado en las instituciones»– el retroceso ha sido mínimo. Tres ejemplos: Rentería,Hernani y Ondarroa. Todos ellos con un importante peso político y simbólico porque son feudos históricos de la izquierda abertzale. En los tres el patrón ha sido similar: aumento de la abstención, pero sin afectar demasiado a EH Bildu.
La coalición se ha dejado entre 200 y 400 votos, pero con victorias holgadas. De hecho, en Hernani mantiene la mayoría absoluta a pesar de que fue en esa localidad en la que los jóvenes de GKS lanzaron uno de sus mayores pulsos al ocupar hace casi un año el Consistorio. Y aunque la abstención ha sido algo mayor que en el conjunto de Gipuzkoa, tampoco de forma exagerada. Si en todo el territorio se ha elevado al 40%, en Hernani ha sido del 42%. Algo más arriba se ha ido en Rentería (45%).
«Comunistas trasnochados»
El incremento de los apoyos y la sensación de que la ciudadanía avala su giro estratégico dan aire a EH Bildu para gestionar una tormenta inesperada que ha crecido en los últimos años. En la mayoría de los municipios GKS ha fagocitado a Ernai y ha demostrado su capacidad para atraer a un sector relevante de los jóvenes. «Pero no son determinantes», insisten en EH Bildu.
En realidad, la coalición da por perdido ya a este colectivo, así como a los grupos disidentes más vinculados a la izquierda abertzale tradicional. EH Bildu mira ahora a otros caladeros, más centrados, menos ideologizados en la independencia, pero que no desprecian el discurso soberanista y quieren avances sociales. «Ahí vamos a crecer, no con gente que mira a modelos comunistas trasnochados», afirman en la coalición.
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