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EH Bildu reunió este sábado a miles de personas en Bilbao en una manifestación que recorrió la calle Autonomía bajo el lema 'Nazioa gara' ('Somos ... la nación') y en la que se reivindicó la necesidad de «ir paso a paso» hacia un «nuevo estatus político». La coalición abertzale mostró el músculo social que es capaz de movilizar, aunque se vio resentido respecto a ediciones anteriores: según la Policía Municipal ayer 12.000 personas secundaron la marcha, mientras que el año pasado fueron 28.000.
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En un discurso sin ninguna alusión explícita a la aspiración independentista –Bildu ha asumido que es inviable en estos momentos y aboga por una confederación táctica–, el coordinación general de la formación, Arnaldo Otegi, insistió en la necesidad de «dar un salto en el terreno nacional». El primer paso para ello, remarcó, «es que nos reconozcan como nación. Y a partir de ahí empezaremos a caminar».
Es el cuarto año consecutivo que EH Bildu convoca en la capital vizcaína una movilización «que busca poner en el centro de la agenda política la cuestión nacional». Pero la coyuntura es bien distinta a la de las tres anteriores. La izquierda abertzale ha roto su techo electoral histórico y ya se disputa la hegemonía con un PNV al que empata en escaños en el Parlamento vasco y para el que ayer no hubo ninguna alusión. De hecho, lo único que evitó una victoria total de la coalición soberanista en las elecciones autonómicas fue el Gran Bilbao, el gran feudo histórico nacionalista que todavía se resiste al auge abertzale.
La manifestación también llegó en un momento en el que EH Bildu quiere hacerse valer como fuerza de gobierno. Está en plenas negociaciones presupuestarias con el Ejecutivo de Imanol Pradales y las tres diputaciones (aunque sus votos solo son necesarios en Gipuzkoa y Álava), son la fuerza fundamental para que la socialista María Chivite aguante en la presidencia en Navarra y un socio indispensable –entre otros tantos– para que Sánchez siga en La Moncloa. Gracias a esta correlación de fuerzas, Otegi repasó ayer los «avances» que ha impulsado su formación en el último año, ninguno de ellos relacionado con la causa soberanista.
El coordinador general de EH Bildu aludió a que Joseba Asiron ha regresado a la Alcaldía de Pamplona, al traspaso de las competencias de Tráfico a Navarra y al «fin» de la 'ley mordaza'. Pero si «personalmente y emocionalmente hay algo que celebrar –dijo–, es la aligeración de la carga» sobre los presos de ETA. Se arrogó, de esta manera, «el final de las políticas de excepción», una alusión a la polémica reforma legal que permitirá acortar las penas de 41 reclusos de la banda.
En un discurso cargado de simbolismo, Otegi se acordó de «una militancia de Ernai que será juzgada pronto». Lo hizo en un momento en el que la masa social de las juventudes de la izquierda abertzale flaquea ante el auge de GKS. Al final del acto, en cambio, el saludo fue para Fermín Muguruza, inmerso esta última semana en una fuerte polémica tras cantar 'Sarri Sarri' en un concierto en la cárcel de Martutene. Canción con la que finalizó el acto.
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