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Hay reuniones cuyo valor cuenta más por la propia imagen que traslada que por su contenido. Eso fue lo que sucedió el 29 de enero ... de 2018 cuando una delegación de EH Bildu encabezada por Arnaldo Otegi entraba por primera vez en la sede de Confebask para mantener una reunión al máximo nivel con los empresarios vascos, con su presidente, Roberto Larrañaga, a la cabeza. El valor de la fotografía era profundo, porque escenificaba el inicio de un giro estratégico por parte de la izquierda abertzale. Siete años después, la coalición soberanista regresa al mismo lugar para tratar de demostrar a sus interlocutores que aquella apuesta iba en serio.
La cita de 2018 llegó cuando ETA todavía existía. Hacía siete años que había anunciado el cese del terrorismo, pero todavía quedaban cuatro meses para que procediese a su disolución. Aquel saludo entre Larrañaga y Otegi no fue bien recibido por un sector de los empresarios, pero para la izquierda abertzale supuso un importante paso en su camino hacia la normalización tras su apoyo a una banda terrorista que durante décadas había amenazado, extorsionado y asesinado a esos mismos industriales. El cara a cara suponía, en cierta medida, el inicio de una nueva etapa.
El encuentro de hoy tiene menos carga simbólica, pero también un profundo valor político porque busca reforzar su imagen como alternativa de Gobierno. Forma parte de una ronda de contactos abierta por EH Bildu con diferentes agentes sociales para, como señaló hace unos días a las puertas del Parlamento Pello Otxandiano, buscar una respuesta «integral» al complicado escenario económico que se avecina. Según recalcó el portavoz parlamentario de la coalición soberanista, se trata de «recabar la opinión de los agentes sociales del país» para analizar «el nuevo ciclo económico». Otxandiano –que liderará hoy la delegación de EH Bildu junto a los parlamentarios Nerea Kortajarena y Ander Goikoetxea– se mostró convencido de que en el PNV y el PSE parece existir una «pulsión» por dar un nuevo enfoque a la economía y que ellos llevan tiempo defendiendo una «política industrial activa». Básicamente, que el Gobierno aporte dinero público para ayudar a empresas estratégicas.
Distancias ideológicas
Pero más allá de la apuesta económica, la visita a la sede de Confebask también tiene un trasfondo político. A pesar de sus enormes distancias ideológicas, EH Bildu trata de normalizar su relación con un colectivo como el empresarial que siempre le ha resultado ajeno. Durante los últimos años, la coalición soberanista ha buscado construir puentes, sobre todo en Gipuzkoa, donde las relaciones con Adegi son más fluidas que con Cebek o SEA.
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