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La foto resultaba impensable hasta hace bien poco: una delegación de la izquierda abertzale, encabezada por su líder parlamentario, visitando las instalaciones de Petronor, habitual ... diana de sus críticas. La cita, convertida en realidad ayer, escenifica en primer lugar la apuesta de EH Bildu por engrosar su agenda empresarial, uno de los puntos flacos en su estrategia por consolidarse definitivamente como alternativa real al PNV; y, por otro lado, refleja que la coalición soberanista quiere coger el toro por los cuernos en un terreno, el energético, que le está generando no pocos quebraderos de cabeza.
Pello Otxandiano -acompañado del secretario de Transición Ecológica, Mikel Otero, y el responsable de Industria, Ander Goikoetxea- acudió ayer a la refinería de Muskiz y fue recibido por el adjunto al CEO, José Ignacio Zudaire, al que trasladó «con total transparencia» las posiciones de EH Bildu. Le comunicó su preocupación por la «situación de bloqueo» en la que diagnostica que se halla la transición energética e incidió en la necesidad de un pacto social para avanzar hacia un sistema «100% renovable» basado en la electrificación, en el que el hidrógeno verde, la gran apuesta de Petronor, tenga si acaso «un papel complementario».
La visita -la coalición abertzale remarcó que estaba solicitada por la propia empresa- sirvió para que EH Bildu se reafirmara en su apuesta por las renovables, que actualmente apenas suponen el 17,3% de toda la generación eléctrica en Euskadi, un dato que se sitúa a la cola de España. Su discurso habla de alcanzar la soberanía energética como pieza clave para lograr la soberanía política. El problema es que eso obliga a instalar grandes parques eólicos o solares, infraestructuras que históricamente han sido rechazadas por la izquierda abertzale en consonancia con la fuerte contestación de asociaciones vecinales y ecologistas.
El camino hacia posiciones más pragmáticas en un ámbito estratégico viene generando importantes fricciones en el seno de la coalición de Arnaldo Otegi, que se afana por gestionar sus contradicciones. La última muestra fue lo sucedido en la pequeña localidad alavesa de Arratzua-Ubarrundia, donde hace tres semanas dimitieron los tres concejales de EH Bildu por la «frustración» de no poder parar un macroproyecto solar mientras una plataforma local cargaba contra la formación abertzale por su «política de moqueta» y por haberse convertido en la «marca blanca» del PNV.
Los dirigentes tratan de quitar presión a los grupos municipales y se centran en denunciar la falta de planificación por parte del Gobierno vasco, que todavía tiene pendiente la ratificación del Plan Territorial Sectorial (PTS) para ordenar el despliegue de las renovables. En todo caso, la coalición está decidida a impulsar el desarrollo de este modelo energético con un perfil institucional que, si bien le puede costar ciertas fugas por su flanco izquierdo, le abre posibilidades en el espacio central de la política vasca, donde aspira a atraer a parte del votante clásico del PNV y completar así el anhelado 'sorpasso'.
En ese objetivo se encuadra también el esfuerzo por tejer relaciones con el empresariado vasco. La visita de ayer a las instalaciones de Petronor venía precedida de una reunión con la cúpula de Confebask y de un desayuno informativo de Otxandiano ante destacados representantes empresariales. La coalición soberanista, además, está tratando de impulsar un debate sobre el modelo social y económico, para lo que ha pedido un pleno monográfico en el Parlamento vasco. Hoy constituirá un grupo interdisciplinar a tales efectos.
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