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EH Bildu generó ayer una enorme tormenta política al registrar una iniciativa en el Parlamento vasco en la que propone vetar a Pablo Casado, Albert Rivera y Santiago Abascal en la inminente campaña electoral. El texto plantea, sin nombrarlos, que los líderes de PP, ... Ciudadanos y Vox no participen en mítines en Euskadi para «tensionar la convivencia» y «lograr votos en otros lugares de España». La iniciativa de la coalición independentista, que quizá no llegue ni a votarse en el Legislativo, provocó una contundente respuesta de los tres partidos, que anunciaron que sus máximos responsables visitarán el País Vasco antes del 10-N «enarbolando la bandera de la libertad».
La proposición no de ley, registrada ayer mientras la Cámara celebraba el Pleno de Política General, «exige» a los partidos «que apenas tienen apoyo social, político e institucional en Euskal Herria» que «renuncien» a hacer campaña electoral en Euskadi. ¿Por qué? Porque la coalición independentista considera que Casado, Rivera y Abascal han organizado durante los últimos meses actos políticos en el País Vasco y Navarra «que ponen en riesgo la convivencia tomando como excusa la libertad de expresión» cuando «el objetivo de esos partidos no es dar a conocer su oferta política» sino «ofrecer una imagen distorsionada» del territorio.
EH Bildu considera que los graves incidentes registrados durante las últimas visitas de Rivera a Rentería y Ugao, y de Abascal a San Sebastián y Bilbao, son una provocación de los políticos que no debe repetirse. También el acto que ambas formaciones compartieron con el PP en Alsasua. Horas después de que se conociera la iniciativa parlamentaria, y ante el impacto que generó la misma, portavoces oficiales de la coalición aseguraron que no pretenden vetar la presencia de los líderes de PP y Cs, salvo que acudan a actos políticos en lugares en los que su respaldo electoral es mínimo: municipios pequeños y en los que no tienen concejales. Sin embargo, tampoco ven con buenos ojos que Vox celebre sus actos a puerta cerrada en capitales como Bilbao y San Sebastián, como ocurrió en abril.
La iniciativa parlamentaria no tiene asegurada su tramitación. Debe pasar aún por la Mesa del Legislativo, que será la que decida si permite que siga adelante. Ayer mismo, el PP vasco, que no tiene representación en el órgano de control de la Cámara, pidió a PNV y PSE –que suman mayoría– que que rechacen una proposición no de ley que calificaron como «nazi».
La petición del PP, a la que ayer no respondió ningún otro partido del Parlamento, quizá no sea ni necesaria. La Mesa de la Cámara ya ha rechazado durante los últimos años otras mociones que pedían al Legislativo que interpelara a partidos políticos. La respuesta en estos casos siempre ha sido la misma: que el Parlamento no tiene autoridad para decir a las formaciones qué hacer.
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