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Bildu ha decidido que ya han pactado demasiado, que ya han cumplido las expectativas en su proceso de blanqueamiento y ahora toca desgastar al PNV a través de la reforma fiscal». Esta reflexión de un alto cargo jeltzale dibuja cuáles son las nuevas coordenadas en ... las que se mueve una política vasca alejada del ruido madrileño pero no exenta de escaramuzas en el ring local, donde realmente se lo juegan todo.
EH Bildu, después de acordar los presupuestos en instituciones como el Ayuntamiento de Vitoria, la Diputación de Álava (territorio clave para la izquierda abertzale tras consolidar su liderazgo en Gipuzkoa) y la Diputación de Bizkaia (territorio que anhelan pero que sigue siendo una quimera por el poderío del PNV), ha decidido frenar y dar un giro estratégico en lo relativo a la reforma fiscal. El relato es claro: retratar al PNV como un partido de derechas similar al PP de Isabel Díaz Ayuso y, de paso, caricaturizar al PSE-EE como el socio progresista de la coalición que carece de fuerza y se ve obligado a asumir los postulados conservadores de Sabin Etxea.
PNV y EH Bildu protagonizan una durísima batalla con epicentro en Euskadi pero con Madrid como mejor caja de resonancia del mensaje que buscan inocular. Para muestra, el reciente debate sobre el gravamen extraordinario a las energéticas. Primero fue tumbado por el PP, Junts y el PNV, pero la izquierda abertzale, aun sabiendo que iba a fracasar, exigió al Gobierno volverlo a retomar con el único propósito de poder 'vender' a la sociedad que las arcas públicas vascas iban a «perder 100 millones» porque el PNV estaba entregado a su expresidente y consejero delegado de Repsol, Josu Josu Imaz.
Más ejemplos. Cuando Andoni Ortuzar comunicó su decisión de postularse para seguir siendo presidente del PNV otros cuatro años si las bases así lo decidían, el coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, aseguró que «no tenemos dudas de que es necesario que este pueblo tiene que tener izquierda independentista y un centro derecha soberanista». Derecha e izquierda. El relato. Y qué mejor asunto para incidir en este nuevo marco que el debate sobre el proyecto de reforma fiscal impulsado por los gobiernos de coalición PNV-PSE.
Un debate que no ha hecho más que comenzar –el plazo para presentar enmiendas expira a mediados de mes– pero del que la coalición abertzale se ha borrado a las primeras de cambio pese a que sus votos pueden ser decisivos en las Juntas Generales de Álava y Gipuzkoa. En Bizkaia no porque el Gobierno foral de Elixabete Etxanobe tiene mayoría absoluta.
«Euskal Herria Bildu está en los acuerdos que interesan a la mayoría popular y a las mayorías trabajadoras del país. Parece que la dirección que se ha adoptado no va encaminada a satisfacer esos intereses y, por lo tanto, EH Bildu, con la misma responsabilidad que hace acuerdos, no desdramatiza los desacuerdos y dice claramente que no estaremos en un acuerdo de maquillaje fiscal que privilegia a las élites de este país», aseguró Otegi en una reciente comparecencia en la que equiparó la propuesta jeltzale a la de Isabel Díaz Ayuso.
Ha sido el diputado general de Álava, Ramiro González, el encargado de plantar cara a Bildu y acusar a Otegi de «tergiversar y manipular la realidad». «Quienes ganan menos de 19.000 euros, quienes quieren acceder a una vivienda en alquiler y quienes quieren comprar una vivienda no son la élite de este país. Señor Otegi, si han decidido no negociar, no manipule la realidad, ni tergiverse. Afronte que su decisión perjudica a miles de persones, sobre todo, a las más vulnerables», zanjó.
Sobre la nueva estrategia pactista de EH Bildu, quien mejor explicó lo que está sucediendo fue Iker Casanova, su portavoz en Bizkaia, en una reciente entrevista con EL CORREO. «Me parece fundamental mantener los principios pero adaptar la táctica política a una realidad que es dinámica. EH Bildu se crea en 2011 como alternativa al PNV, así que la primera estrategia es confrontar. Luego te asientas, conoces las instituciones y te das cuenta de que la gente ahora está quemada y no tolera frivolidades lejanas a sus necesidades».
Tras el portazo fiscal de Bildu, ahora todas las miradas apuntan al PP, ya que los jeltzales, según las distintas fuentes consultadas, consideran «fuera de la realidad» las exigencias de Elkarrekin Podemos, cuyo voto también podría ser determinante en las Juntas Generales de Álava y Gipuzkoa.
¿Qué hará el PP? Como desveló este periódico, los de Javier de Andrés están dispuestos a sentarse a negociar y explorar la posibilidad de alcanzar un acuerdo pese al choque frontal que los populares han protagonizado con el PNV con motivo del edificio de París que el Gobierno central ha entregado a los jeltzales. Eso sí, el apoyo de los populares no será 'gratis et amore', sino que deberá incorporar medidas de calado. «Nada de parches», advierten.
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