Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
david guadilla y Olatz Barriuso
Martes, 30 de noviembre 2021, 00:18
La decisión adoptada por EH Bildu de negociar los Presupuestos del Gobierno vasco ha abierto un escenario novedoso, pero cuyo alcance puede ser limitado y excepcional. Las opciones de que esta estrategia se extienda al resto de Euskadi son escasas ya que ambas formaciones descartan ... explorar un pacto global. Solo en el Ayuntamiento de Vitoria, la única de las instituciones principales donde el PNV y el PSE no tienen mayoría absoluta, hay cierto margen para que la coalición soberanista pueda sumar sus votos a los socios de Gobierno para apoyar las Cuentas de 2022. En el resto de ayuntamientos y en las tres diputaciones, los puentes parecen estar rotos.
El paso dado por Bildu el viernes de la semana pasada en el Parlamento fue un giro de guion tras semanas en las que el desenlace final parecía ir en sentido contrario. En realidad, la decisión de no registrar la enmienda a la totalidad, algo que sí hicieron Elkarrekin Podemos-IU, PP+Cs y Vox, era la respuesta al golpe de efecto dado por el Gobierno vasco al presentar casi a última hora una oferta que sorprendió a Bildu.
Noticia Relacionada
Desde el Ejecutivo se insiste en que ya hay un preacuerdo y que de lo único de lo que se trata es de incorporar al proyecto de Presupuestos las enmiendas parciales que ha preparado EH Bildu. En total son 32, por un valor total de 118 millones de euros. Las negociaciones, en todo caso, todavía están en una fase muy incipiente y desde la izquierda abertzale se evita confirmar que las conversaciones vayan tan bien como traslada el Gobierno, aunque sí es verdad que se ven mimbres para un posible acuerdo.
En la mente está lo sucedido en 2018, cuando Bildu tampoco enmendó el proyecto, se abrieron conversaciones pero al final no hubo fumata blanca. En realidad, lo que ocurrió hace tres años puede explicar en cierta medida lo que pasa ahora. Diversas voces dentro de la izquierda abertzale no dudaron en lamentar entonces la decisión de levantarse de la mesa a última hora porque habría reforzado políticamente al PNV. Una reflexión que puede adelantar lo que vaya a suceder en las próximas semanas.
Bildu también es consciente de que apoyar los Presupuestos de Urkullu supone un riesgo. Porque difumina su discurso de oposición y porque puede generar tensiones internas. Pero esa última parte está relativamente controlada. La ponencia aprobada en su congreso de mayo ya apuntaba que «la política de alianzas debe ser valiente», «huir de esencialismos» y ser entendida «en función de los objetivos y no según criterios morales». Y ese texto fue aprobado de forma apabullante.
El escenario que se ha abierto es novedoso y demuestra hasta qué punto la coalición liderada por Arnaldo Otegi quiere aparecer como un partido capaz de pactar en todos los terrenos. El primer campo de juego en el que desarrolló esta estrategia fue Navarra, luego la trasladó al Congreso de los Diputados y ahora también la quiere explorar en Euskadi. Pero dentro de unos límites.
Ni en las tres diputaciones ni en Bilbao ni en San Sebastián parece que haya margen para el acuerdo. De hecho, ayer en la capital vizcaína se celebró el pleno de Presupuestos, Bildu presentó su enmienda a la totalidad y registró medio centenar de parciales, de las que fueron aceptadas una decena. Su portavoz, Jone Goirizelaia, no ahorró críticas.
En Álava, Bildu también anunció que había remitido al Gobierno foral una propuesta para un acuerdo presupuestario por valor de más de 12 millones de euros. Según la coalición soberanista, hay bases para el pacto. Un optimismo que ni de lejos comparten en el Gobierno, donde consideran que las enmiendas presentadas en este territorio por EH Bildu son «innegociables». O lo que es lo mismo, que la posibilidad de que haya un consenso en las Juntas Generales de Álava parece imposible. La importancia del pacto sería, en todo caso, simbólica, porque al igual que en el Parlamento el PNV y el PSE tienen mayoría absoluta.
Tampoco parece que haya muchas opciones en Bizkaia y en Gipuzkoa. Solo en Vitoria podría haber agua en la piscina. Y, básicamente, porque a las dos partes les podría interesar. A jeltzales y socialistas, porque es la única institución en la que no tienen mayoría absoluta, y a la izquierda abertzale porque les permitiría reforzar su imagen de partido útil capaz de pactar con todos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
A la venta los vuelos de Santander a Ibiza, que aumentan este verano
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.