Bildu diseña una hoja de ruta para desbancar al PNV como principal referente abertzale

En una organización caracterizada por diseñar planes a largo plazo, los resultados de las autonómicas de abril fueron un primer paso en un camino que va mucho más allá. El objetivo simbólico de ganar al PNV no se consiguió, pero aun así la sensación es que fue una etapa necesaria para recorrer con garantías el siguiente tramo.

El análisis que se hace en la alianza liderada por la izquierda abertzale es que durante los próximos años va a crearse un escenario inédito «en el que hay que saber jugar a varias bandas, sin prejuicios y convencidos de que estamos en un momento histórico en el que podemos lograr objetivos impensables hace solo unos años», sostiene un veterano excargo público.

Las miradas se dirigen hacia la Moncloa y Sabin Etxea. Los dirigentes de EH Bildu consideran que la presencia de Pedro Sánchez no se puede desaprovechar. En este sentido, auguran, además, que el debate se va a polarizar todavía más y que el eje izquierda-derecha va a intensificar las diferencias entre ellos y el PNV y obligará a los jeltzales a posicionarse ideológicamente.

La ponencia que saldrá del congreso profundizará en la línea del texto aprobado en mayo de 2021, 'Hamar urte baino ez'. La cúpula de EH Bildu ya diseñó entonces un mapa en el que se reconocía que la única forma de ganar cuota de poder era ampliar la base social. Y que eso solo se podía hacer abandonando de forma parcial la ortodoxia habitual de la izquierda abertzale, buscar nuevos perfiles y narrativas diferentes. Sin romper con las esencias, «abrir el terreno de juego» en todos los campos. Incluso en el más simbólico. Las alusiones a la independencia se han reducido y se apuesta más por «una relación de tipo confederal conEspaña».

El propio Otegi reconoció hace unos meses que su formación afronta «una nueva fase política» y que dará «pasos cualitativos en muchas direcciones». La idea básica es buscar a un determinado perfil de votante que hasta ahora no apostaba por EH Bildu. En la formación soberanista apuntan que en el espacio de Podemos ya han logrado todo lo que podían obtener. De hecho, consideran que para sus objetivos es positivo que ese espacio se fortalezca y no desaparezca de forma absoluta.

El papel de Otxandiano

Es en las filas del PNV donde piensan que pueden obtener réditos, con un discurso con el que pretenden atraer a jeltzales descontentos con el escaso perfil soberanista del partido liderado por Andoni Ortuzar, al que consideran «en crisis». En realidad, EHBildu pretende transformarse a medio plazo en lo que ha sido tradicionalmente el PNV: un movimiento casi transversal capaz de pescar en diversos caladeros.

Una estrategia que será desarrollada por un equipo similar al actual, aunque con algunos cambios. Otegi ya anunció que seguiría al frente de la nave a finales del año pasado, cuando se desveló que Pello Otxandiano sería el candidato a lehendakari. A sus 66 años, el de Elgoibar continúa siendo el principal referente de la coalición. Su reelección busca evitar que se abra un melón sucesorio y un debate interno en un momento en el que EH Bildu profundizará en un giro estratégico que, aunque asumido por la mayoría y con el que se han logrado varios éxitos electorales, también ha generado suspicacias en los sectores más ortodoxos.

Salvo sorpresas, y aunque habrá rostros nuevos, el equipo que rodeará a Otegi será muy similar al que salió elegido en 2021, con Gari Mujika, UnaiUrruzuno y Pello Otxandiano como principales baluartes. El papel del que fuera candidato a lehendakari es clave en todo el organigrama. Él fue uno de los principales impulsores de ese giro estratégico y fue de su mano de la que salió básicamente la ponencia política del pasado congreso. Nadie duda de que, más allá de su papel como jefe de la oposición en el Parlamento, seguirá siendo el referente ideológico de la coalición, preparado para reemplazar a Otegi dentro de cuatro años, o incluso antes.

La memoria

EH Bildu también asume, por un lado, que existe un obstáculo para alcanzar sus objetivos y, por otro, plantea una estrategia paralela para llegar a la meta final. Entre los problemas que se perciben está el de la memoria. En las propias filas de la coalición soberanista se admite que en las últimas convocatorias electorales se ha chocado con la misma piedra. En las municipales del año pasado, cuando había candidatos condenados por terrorismo en las listas, y en las pasadas autonómicas, cuando Otxandiano divagó a la hora de referirse a ETA. De hecho, consideran que ese tropezón fue el que impidió el definitivo 'sorpasso' al PNV.

En las filas de la izquierda abertzale no descartan algún gesto de cara a las víctimas, pero en realidad lo que esperan es que el paso del tiempo se encargue de diluir el impacto de sus vínculos con el terrorismo. «Es un tema amortizado», recalcan con firmeza.

Lo que les preocupa, en realidad, es «ganar capacidad de influencia en la sociedad civil». Porque en EH Bildu creen que no sólo se trata de llegar al poder en las diferentes administraciones, sino de «penetrar» en las instituciones públicas y centros de poder para desde allí socializar su mensaje y normalizar su situación. ¿Qué significa eso? Pues que aparte de querer llegar a Ajuria Enea, las diputaciones o los diferentes ayuntamientos, EH Bildu también pretende poner sus picas en la universidad, organizaciones empresariales, centros de estudios... Crear una profunda red social que avale sus tesis.