El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, interviene en un mitin en Algorta durante la campaña electoral vasca, el pasado abril. Maika Salguero

Bildu asume que la independencia es inviable ahora y aboga por una confederación «táctica»

Quiere situar «en el centro el debate nacional» y admite que «no hemos obtenido logros en nuestro camino hacia la soberanía»

Domingo, 27 de octubre 2024, 00:25

A mediados de agosto, Rafa Díez Usabiaga, ex secretario general de LAB, y Eugenio Etxebeste 'Antxon', exdirigente de ETA en los ochenta, publicaban en 'Gara' un artículo en el que hacían un llamamiento a la «izquierda española» para recuperar el espíritu del Pacto de San ... Sebastián de 1930 y abordar «sin complejos» las bases de un nuevo modelo de Estado para avanzar hacia «un federalismo asimétrico de naturaleza confederal». Apenas un mes después, ambos repetían la fórmula e insistían en la misma idea: «Necesitamos un modelo de naturaleza confederal basado en el reconocimiento nacional dentro de un Estado plurinacional». Díez y Etxebeste firmaban como «militantes de Sortu», pero son mucho más. Respetados por la militancia y con una larga trayectoria, funcionan como 'sherpas'. Abren camino, preparan el terreno, ayudan a asentar ideas.

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La filosofía expuesta por Díez -que ya estuvo detrás de Lizarra y de Bateragune- es clave para entender la hoja de ruta diseñada por EH Bildu para lo que se denomina esta nueva «fase» y que viene detallada en la ponencia diseñada para el congreso de febrero de 2025, en el que Arnaldo Otegi será reelegido coordinador general. El título ya apunta en qué dirección va: 'Zutunik. Utopian gara aske' (De pie. Somos libres en la utopía) y ha empezado a ser socializado públicamente.

La coalición diseña su estrategia como una escalada. Hay una cima, la independencia, pero se reconoce que «no se dan las condiciones» para alcanzarla en lo que la dirección liderada por Arnaldo Otegi define como «este tramo» de la subida.

Como tampoco se trata de estar parados, lo que se busca es hallar una «respuesta táctica», afirman los dirigentes de EH Bildu, un campo intermedio que permita aumentar las cotas de soberanía hasta que llegue el momento de hacer cumbre, si es que algún día eso pasa. En cierta medida, mantener la ilusión del objetivo fundacional para que las bases no desfallezcan. Seguir pedaleando para no caer. Y lo que toca ahora es lograr «un nuevo modelo de relación de carácter confederal» con el Estado y recalcar «su carácter plurinacional». Porque, sostienen desde EH Bildu, «si Euskadi es una nación, la relación ya será otra, entre una nación y un Estado».

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En realidad, la apuesta por un camino «gradual» hacia la soberanía no es nueva. Pero ahora se intensifica porque se cree que se dan las condiciones para salir de ese campo base en el que se encuentra el debate. En la propuesta que la coalición registró en 2018 en la ponencia de Autogobierno del Parlamento vasco ya se hablaba de una relación de «naturaleza confederal», un concepto que también estaba incluido en el programa electoral del año pasado. En aquel texto remitido a la Cámara ya se aludía a un derecho a decidir pactado, al respeto a la legalidad...

La ruptura con las ideas maximalistas viene incluso de antes. Desde que a partir de 2011 la izquierda abertzale recuperó la legalidad, la tesis histórica de una independencia inmediata quedó aparcada. Todo el giro estratégico se sustentó en 'Zohardia' y 'Bagoaz? Goazen!', dos documentos elaborados en 2016 y 2017. El primero dio título a la ponencia que se presentó en el segundo congreso de Sortu. Fue coordinada por Pello Otxandiano y Miren Zabaleta. Ocho años después, los dos tienen un papel destacado en EH Bildu y sus ideas forman parte del tronco ideológico de la coalición.

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Las claves

Nuevo estatus

«¿Queremos que sea un acuerdo solo entre abertzales? No, pero el país es como es»

Estrategia

Busca meter cuña entre el PNV y el PSE para terminar con las alianzas «en cascada»

En 'Zohardia' se hablaba de crear una «república confederal vasca» en 2026. Quedan dos años y no parece que se vaya a lograr. La meta sigue estando lejana y la alianza liderada por Otegi hace autocrítica. «No hemos obtenido logros políticos e institucionales estructurales en nuestro camino hacia la soberanía», se reconoce en la ponencia para el congreso de febrero. Para revertir la situación, se lanza una premisa. De lo que se trata ahora es de «volver a situar en el centro del debate la cuestión nacional».

Tras cuatro años reforzando su perfil social, EH Bildu considera que hay que regresar, en cierta medida, a las esencias. La estrategia diseñada hace siete años no varía, pero lo que cambia es el contexto. Ahora Pedro Sánchez está en La Moncloa y se quiere reactivar el debate sobre la reforma del Estatuto. O mejor dicho, crear un «nuevo estatus» basado en una relación bilateral, «confederal», la idea expuesta por los 'sherpas'.

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«El debate está ahí»

EH Bildu insiste en que se debe apostar por reconocer la «identidad nacional» y el derecho a decidir. Sobre la primera cuestión, el PSE, con matices, podría estar dispuesto a hablar. La segunda es una línea roja. De ahí que Otegi esté tratando de meter cuña entre el PNV y los socialistas e insistir en una «nueva política de alianzas». El deseo de la coalición es que se rompan esos acuerdos en «cascada». Que en cada institución se pueda pactar libremente. Y sobre cada tema. «En materia de soberanía o euskera estamos más cerca del PNV, y en cuestiones sociales, del PSE». Una relación abierta que a Bildu también le resolvería un problema: que su propia militancia se divide a la hora de decidir con quién es mejor pactar. «¿Queremos que sea un acuerdo sólo entre abertzales? No, pero el país es como es y no como a uno le gustaría que fuera», señalaba la semana pasada un dirigente de la coalición en un claro mensaje al PSE.

Pero hay una pregunta que nadie sabe muy bien cómo responder. ¿Cómo llegar a esa confederación? La cima de la independencia es inviable, pero el paso intermedio tampoco parece asequible. Buena parte de la estrategia diseñada por EH Bildu para abrir ruta pasa por que Pedro Sánchez siga en La Moncloa. Sobre todo, porque mientras esté al frente del Gobierno estará activa la discusión sobre la plurinacionalidad del Estado. Pero eso tampoco da grandes certezas. «El debate está ahí, otra cosa es hasta dónde va a llegar», se admite.

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