El vicelendakari y consejero de Seguridad volvió a chocar este lunes con EH Bildu a cuenta de la campaña de las juventudes de Sortu contra la Ertzaintza. Hace una semana que no se registran pintadas amenazantes ni sabotajes en batzokis, pero la Fiscalía ... mantiene abierta la investigación contra Ernai y eso inflama la relación.
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Josu Erkoreka acudió al Parlamento para presentar el informe sobre delitos de odio que elabora su departamento con la UPV/EHU cada año, pero el rifirrafe a cuenta de los insultos a la Policía vasca de colectivos de la izquierda abertzale eclipsó todo lo demás. También la condena casi unánime de los partidos de la Cámara ante la agresión a un exconcejal del PP en Vitoria el pasado sábado. Bildu la «rechazó».
El asunto de Ernai parece lejos de apaciguarse si se atiende a las palabras del parlamentario independentista Julen Arzuaga, que advirtió a Erkoreka de que está «jugando con fuego» y que si algún integrante de las juventudes de Sortu acaba siendo condenado por un supuesto delito de odio contra la Ertzaintza será «una tragedia». El consejero de Seguridad replicó que ni la situación ni la actitud de la izquierda abertzale «ayudan a la convivencia» y se reafirmó en la convicción de que los mensajes aparecidos en las redes sociales y en carteles y pintas firmadas por Ernai «son muy explícitos».
A la espera de que la Fiscalía mueva ficha, Erkoreka lamentó la «obsesión» de la izquierda abertzale con la Ertzaintza, la responsabilizó de la campaña violenta que se ha activado coincidiendo con la entrada en vigor de las restricciones de la pandemia y de «teatralización política» una vez que el Gobierno ha remitido sus atestados a la justicia. Para el consejero, el cartel de Sortu en el que se lee «Denok gorroto dugu Ertzaintza» (Todos odiamos a la Ertzaintza) es claro y meridiano. Para Arzuaga, el Ejecutivo se adentra en «una pendiente resbaladiza» al intentar contentar a «sectores de la Ertzaintza que quieren que se garantice su impunidad».
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La bronca en torno a Ernai se produjo durante la presentación del informe que señala que Euskadi registró el año pasado 241 delitos de odio, un 129% más que en 2019 -105- y muy por encima de la media del último quinquenio -122-, el primero en el que se contabiliza este tipo de ataques. Erkoreka y el director de la Cátedra Unesco de Derechos Humanos de la UPV/EHU, Jon Mirena Landa, atribuyeron el incremento a una mayor «eficacia» de la labor policial. «Es como la violencia de género, que siempre estaba ahí aunque no hubiera datos, los delitos de odio están aflorando, no es que se hayan disparado», resumió Landa. El lado bueno es ese, el malo que, según su estimación, hasta el 80% de los casos siguen sin ser denunciados.
Casi la mitad de estas conductas delictivas fueron de carácter racista, mientras que un 21% estuvieron relacionadas con la orientación e identidad sexual de las víctimas. El 12% las sufrieron personas con diversidad funcional mientras que el 10% tuvieron su origen en la ideología política, y otro 6% fue por razones de sexo. Lesiones, amenazas, coacciones y el trato degradante han sido las principales formas de expresión de los delitos de odio. El informe también advierte del preocupante porcentaje de delitos xenófobos -48%- , que se sitúa muy por encima de la media nacional - 30%-. «Es una realidad en la que hay que empezar a fijarse».
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