UPN hace «autocrítica» y pide perdón por primera vez a las víctimas policiales

Al mismo tiempo, puso en valor el papel de su formación en la convivencia. «Siempre hemos defendido nuestras ideas políticas por la vía de la palabra -afirmó-. Sea como sea, no hicimos uso de la violencia contra nadie. No montamos los GAL ni hicimos la guerra a quienes nos la hicieron a nosotros». A su juicio, la paz y la convivencia son cuestiones «demasiado importantes como para ser temas partidistas». «No debe ser el ingrediente de un juego de alianzas provisional, ni un ingrediente para sacar adelante unos Presupuestos», reprochó.

En este sentido, afirmó que, si bien en materia de convivencia puede haber «pluralidad de opiniones», se debe fijar como límite «la condena de la violencia ilegítima». «Nosotros por supuesto que condenamos a los GAL, al Batallón Vasco Español, los asesinatos de Muguruza y Brouard, igual que cualquier abuso o maltrato. Por eso insistimos en exigir a EH Bildu que diga que ETA era criminal y terrorista y que colaboren en esclarecer los crímenes que quedan pendientes. No buscamos humillar a nadie», zanjó.

Las reacciones no se hicieron esperar. El alcalde de Pamplona y vicepresidente de UPN, Enrique Maya, defendió que su grupo está «en contra de todas las violencias» y que, efectivamente, hacen «autocrítica». No obstante, puntualizó que su partido no tiene «por qué pedir perdón», ya que «no ha hecho nada para que ocurriese esa violencia». «Otros sí y no lo piden», reprochó, en alusión a la izquierda abertzale.

«Lo que dijo Iriarte -trató de matizar Maya- es que probablemente no hemos sido todo lo sensibles que debiéramos con esta violencia que se ejerció contra estas personas». Después, reclamó al «conjunto de partidos» que no condenan la violencia de ETA que «lo hagan» y pidan para las víctimas de la banda terrorista «esa memoria, justicia y reparación».

El PSN y Geroa Bai valoraron positivamente las palabras de Iriarte, pero solicitaron a la coalición Navarra Suma que «pase de las palabras a los hechos» y regrese al Plan de Convivencia que está impulsando el Gobierno foral y que la entente abandonó.