«Estamos asumiendo que no vamos a tener el apoyo del PNV en mucho tiempo»

- El Gobierno Pradales ha cumplido cien días. ¿Se acabó la cortesía?

- Yo le voy a dar 160 días de cortesía, 10 por cada departamento, porque un Gobierno con récord de carteras merece más tiempo... Bueno, vamos a ser exigentes y a mí me gustaría escuchar compromisos de verdad y un análisis realista de la situación. Es lo que echo de menos en estos primeros meses.

- ¿Cree que se están rectificando errores de la 'era Urkullu'?

- Veo que se está intentando establecer un nuevo marco y hacer un reseteo, pero hay cosas que se repiten: el nepotismo, el aumento de personal de confianza, el incremento de coches oficiales... Más allá de la escenografía, hay que ver aún si se producen cambios o estamos en las mismas.

- ¿Cuál va a ser el papel del PP vasco ante una mayoría de PNV y PSE-EE que les garantiza aprobar casi todo lo que quieran?

- Vamos a revelar una alternativa no sólo de gestión sino también de interpretación de la realidad, porque creemos que no vivimos en la situación edulcorada que nos cuenta siempre el Gobierno vasco. Y también haremos ver que hay otra forma de hacer política diferente a la que plantean PNV y PSE-EE con la connivencia de Bildu.

- ¿Ve margen para que el PP se sume, ahora sí, a un acuerdo estatutario en Euskadi?

- El Estatuto de 1979 fue un documento de consenso. Tal vez no era el que nos hubiera gustado pero el centroderecha constitucionalista participó y apoyó ese texto. Podemos decir que incluso lo lideró.

- Perdone, pero Alianza Popular (embrión del PP) pidió el voto en contra del Estatuto, a diferencia de UCD, que sí lo apoyó.

- Pero realmente la representación del centroderecha la tenía UCD y es la sensibilidad política que hemos heredado.

- ¿Se equivocó entonces AP al oponerse hace 45 años?

- Era otro momento. Es cierto que en estas décadas el Estatuto ha dado pie a abusos inadecuados y creo que sería bueno que un nuevo Estatuto pusiera límites, por ejemplo, al clientelismo, a la arbitrariedad o a unas exigencias del euskera muy por encima de lo que la propia sociedad puede ofrecer.

- Pradales dice que aspira a un consenso mayor que el de 1979, con el apoyo de EH Bildu y PP. ¿Ve posible esa combinación?

- Veo difícil llegar a un acuerdo incluso con el PNV mientras siga en el juego con Bildu. El nacionalismo plantea cuestiones, como esto del derecho a decidir, que no existen en el Derecho Internacional y lo hace para conducir a la sociedad vasca a la frustración. Es su objetivo porque viven del victimismo, de mostrar que siempre hay una carencia, un supuesto maltrato, un menoscabo por parte de otros. Intentan que los vascos se sientan incómodos en España.

- A la vista de las mociones aprobadas en las Juntas de Bizkaia y Gipuzkoa, ¿se está levantando un nuevo bloque soberanista?

- Lo que plantean PNV y Bildu con la autodeterminación de Euskadi respecto a España es lo mismo que dice Vox respecto a la relación de España con la Unión Europea. Aquí nadie se autodetermina de nadie, los españoles no vamos a decidir unilateralmente cuál es nuestra relación con el resto de países europeos. Lo que quiere el nacionalismo, una vez más, es que haya una tensión con el resto de España para alimentar esa situación de agravio permanente a la que me refería.

- ¿Hay otras cuestiones en las que sí observa más margen de entendimiento con el Gobierno Pradales? ¿En el Pacto Vasco de Salud, por ejemplo?

- Vamos a hacer una serie de propuestas porque el análisis que ha presentado el Gobierno vasco no entra en las carencias del modelo. Ahí hace falta quitar todo lo que lleva de proyecto identitario y nacionalista: una organización con muchos mandos politizados y una selección de personal condicionada por elementos lingüísticos.

- ¿Y en materia fiscal? El PP puede ser clave para la reforma.

- Estamos con la mano tendida y ojalá podamos llegar a acuerdos. Necesitamos gestionar bien nuestro autogobierno porque estamos viendo cómo Madrid, sin prácticamente autonomía fiscal, ha superado ya a Cataluña. Han sabido usar su margen bien mientras nosotros, con todos los recursos que tenemos, vamos perdiendo.

- Tanto Pradales como el consejero de Hacienda han hablado de exprimir el Concierto Económico. ¿Eso no le suena a bajada de impuestos?

- No, porque no han sido explícitos. Deben decir con claridad a qué se refieren.

- ¿El PP va a aprovechar que PNV y PSE-EE no tienen mayoría en Álava y Gipuzkoa para tratar de condicionar la reforma?

- Sin lugar a dudas. Queremos revertir una situación de marchas y cierres de empresas, y eso pasa por utilizar las herramientas que nos concede nuestra autonomía fiscal.

- En Gipuzkoa el PP hizo diputada general a Eider Mendoza sin contrapartidas para cortar el paso a EH Bildu. ¿Lo volverían a hacer?

- Era otro momento. Creo que deberíamos ser mucho más exigentes porque de nada vale dar apoyos si luego van a acordar las cosas con Bildu.

- ¿No merece la pena al menos como un intento por acercar al PNV a una mayoría alternativa en Madrid liderada por el PP?

- No, en el PP estamos asumiendo que no vamos a contar con el apoyo del PNV en mucho tiempo. Una vez que Sánchez ha blanqueado a Bildu, si el PNV tomara otra posición, le desalojarían del poder. Y luego están las convicciones ideológicas de sus líderes, particularmente de Ortuzar, que se sienten muy cómodos votando y acordando todo el día con la izquierda radical.

- Muy cómodo no se le ha visto esta semana ante el acuerdo del Gobierno con EH Bildu para acabar con la 'ley mordaza'.

- Es curioso ver cómo PNV y Bildu rivalizan entre ellos para rebajar la capacidad de la Policía. Nosotros estamos justo en lo contrario, en que en este caso la Ertzaintza tenga más autoridad, más capacidad, más medios para actuar. Mientras unos dicen que se quiten las pelotas de goma, nosotros decimos que se tienen que poner ya pistolas táser.

- Pero, volviendo al plano más político, ¿no cree que el PNV se ha podido sentir desairado?

- No, no, Sánchez sabe que puede seguir contando con el PNV para todo, por muchos desaires que le haga. Es que ya lo dijo Ortuzar, que se habían convertido en el clínex del Partido Socialista. Y todos sabemos para qué sirven los clínex.

- Entonces, si no es con el PNV, ¿al PP no le queda más remedio que apoyarse en Vox?

- No, la alternativa es sumar más fuerza, conseguir más votos. Y eso pasa por visualizar que quien no quiera que gobierne Sánchez tendrá que votar al PP y solamente al PP.

- ¿La única forma de que Feijóo sea presidente es que logre mayoría absoluta?

- No, hay más opciones. Consiste en lograr una mayoría suficiente para que Sánchez no sea una alternativa, para que sea imposible otro mandato suyo.

- Con iniciativas como la ley de conciliación y la reducción de la jornada laboral, ¿el PP asume que la legislatura va a ser larga y que hay que plantear alternativa más allá de oponerse a la amnistía?

- El PP está haciendo su trabajo. Una parte es revelar el daño que está causando el PSOE, pero también hay otra que consiste en plantear una alternativa.

- Esperanza Aguirre dice que se están comprando «banderas de la izquierda» y que hay que dar «la batalla cultural». ¿Opina lo mismo?

- Yo creo que la conciliación responde a una demanda del PP de siempre que es el apoyo a la familia, el hacer posible tener hijos, el poder constituir una familia... Hemos estado siempre en eso porque no creemos que el problema demográfico acuciante se resuelva solamente con decir que hacen falta inmigrantes.