Asiron se da un baño de masas y fija la «convivencia» como una «prioridad»

Asiron, quien definió su sensación al asomarse al balcón como «inenarrable», mantuvo durante toda la jornada un tono marcadamente conciliador. Quiso distanciarse así del ambiente de máxima tensión política que se respiró en las dos semanas previas a la moción de censura. Unos días «muy poco edificantes», diagnosticó, que ahora deberían dar paso a que «las aguas vuelvan a su cauce». Incluso manifestó su «empatía por la gente que siente la lógica frustración de quien ha perdido la vara de mando», en alusión a UPN. «Yo he pasado por esas circunstancias y creo que cualquiera que entra en política tiene que estar preparado para eso», arguyó.

En su segunda etapa al frente del Ayuntamiento de Pamplona -ya lo estuvo de 2015 a 2019-, el dirigente abertzale, consciente del clima bajo el que asume nuevamente el cargo, se fija la «convivencia y el respeto al diferente» como prioridades de su mandato. Deseó que los integrantes de la Corporación municipal «seamos capaces de dejar a un lado las faltas de respeto» y que se regrese al debate político en el Consistorio, «en el cual se deciden entre todos y todas tantas cosas importantes para la ciudadanía».

Preguntado por su ideología soberanista, el nuevo alcalde de Pamplona no ocultó que la independencia es «una aspiración perfectamente lógica» para él. Sin embargo, admitió que «hay que ser mucho más realista y posibilista» y avanzó que sus compromisos al frente del Ayuntamiento de la capital navarra «van en otra dirección». En cambio, a la misma hora en que comenzaba el debate de la moción de censura, el líder de su partido, Arnaldo Otegi daba la impresión contraria. El coordinador general de EH Bildu colgó una foto en sus redes sociales en la que exhibía un pañuelo rojo con el escudo de Euskal Herria, el 'Zazpiak Bat' que une en una misma imagen a Bizkaia, Álava, Gipuzkoa, Navarra y las francesas Lapurdi, Zuberoa y Baja Navarra.