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Es muy probable que al leer el titular se haya preguntado aquello de '¿cómo, pero es que todavía no ha empezado?'. Pues no, la campaña del 4-M madrileño, la madre de todas las batallas políticas e ideológicas, comienza esta noche con un sinfín de ... incógnitas por despejar. Nunca antes unas elecciones autonómicas habían tenido tantos tintes nacionales. Madrid, si es que alguna vez no lo ha hecho, vuelve a dominarlo todo con los grandes líderes nacionales implicados de tal forma que es muy posible que alguno no salga quemado, sino abrasado. Aquí las claves del 4-M, una cita en la que la gran incógnita no es si Isabel Díaz Ayuso ganará, sino si le darán los números para gobernar. En política, ganar no es sinónimo de triunfar y nadie sabe cómo acabará el 'todos contra Ayuso'.
Debido al incremento del censo, la Asamblea de la Comunidad de Madrid repartirá 136 escaños en lugar de 132 que estuvieron en juego en las elecciones del 26 de mayo de 2019. En la actualidad, aunque gobierna el PP, el partido mayoritario es el PSOE (37), seguido de los populares (30), Ciudadanos (26), Más Madrid (20), Vox (12) y Unidas Podemos (7). Con la nueva composición de 136, la nueva mayoría absoluta está fijada en 69 escaños. Es el número mágico, la cifra que aspiran a alcanzar los dos bloques en liza. Por un lado el PP, con la suma de Vox (supuestamente sin entrar en el Gobierno) o en su caso de Cs; y por el otro, la izquierda, con la entente PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos.
Que estas elecciones son diferentes lo evidencia el hecho de que Pedro Sánchez haya decidido involucrarse hasta el fondo delegando en Iván Redondo, su jefe de gabinete, volcado en la campaña de un Ángel Gabilondo eclipsado por el propio presidente. Sánchez contra Ayuso, Ayuso contra Sánchez. Para muchos analistas, un regalo caído del cielo para la presidenta. Para Moncloa, un regalo envenenado con la vista puesta en Pablo Casado, cuyo liderazgo dentro del Partido Popular podría quedar en entredicho.
Mayor o menor, la tensión entre Ayuso y Casado ha sido una evidencia, con Teodoro García Egea (número dos de Génova) y Miguel Ángel Rodríguez (jefe de gabinete de la presidenta) intentando marcar el terreno de unos y otros. Ayuso, con un rol y un liderazgo cada vez más parecido al que en su día asumió Esperanza Aguirre, se ha consolidado como gran marca electoral frente a unas siglas, las del PP, que incluso ha dejado en un segundo plano en los carteles de campaña. Como hizo, por otra parte, Alberto Núñez Feijóo en las elecciones gallegas del 12 de julio del pasado año, en las que se hizo con esa mayoría absoluta con la que sueña Ayuso.
Se dijo que se lo ofreció a varias personas, que todos le dieron el 'no' por respuesta y que no tuvo más alternativa que ponerse él para 'salvar' al partido de su desaparación en Madrid porque había más de una encuesta que dejaba a Unidas Podemos por debajo del umbral del 5% que marca el acceso a la Asamblea. Pablo Iglesias dejó toda una Vicepresidencia Segunda del Gobierno, la misma que exigió provocando una repetición electoral, para liderar la plancha morada el 4-M. Los sondeos barruntan que al menos superará el 5%, pero sigue estando lejos de Más Madrid, la referencia de esa izquierda situada a la izquierda de un PSOE que huye de «este Iglesias», como confesó sin ambages Gabilondo. La gran duda es saber qué pasará con Iglesias si al final Podemos queda cuarta fuerza y Ayuso sigue como presidenta. ¿Se quedará de diputado autonómico raso? ¿De Moncloa a ser 'nadie' en política?
En las elecciones madrileñas, el vértigo se llama 5%. El ser o no ser, nunca mejor dicho. Porque si Ciudadanos no alcanza este porcentaje de voto y queda fuera de la Asamblea (ahora tiene 26), será el encabezado de su carta de defunción en el conjunto del país. Si Sánchez y Casado se la juegan, lo de Inés Arrimadas es una moneda al aire. Si Edmundo Bal, el candidato 'estrella', no alcanza el 5%, todos los dedos la señalarán como la gran culpable. Pero si al final alcanzan ese 5%, Cs tendrá un mínimo de siete escaños que, paradójicamente, podrían ser la llave del nuevo Gobierno.
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