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david guadilla
Sábado, 19 de marzo 2022, 22:44
Las primeras miradas tras anunciar el Gobierno español que asumía el plan de Marruecos para el Sáhara se dirigieron hacia Argelia, uno de los principales ... socios energéticos de España, aliado y soporte del Frente Polisario y enemigo histórico del reino alauí. De hecho, la tensión entre los dos países norteafricanos es máxima y desde el pasado agosto sus fronteras están cerradas. La respuesta del Gobierno argelino llegó ayer y amenaza tormenta. Calificó de «traición al pueblo saharaui» lo sucedido y llamó a consultas a su embajador en Madrid. El Frente Polisario, por su parte, habló de «grave error» y pidió al resto de partidos que presionen a Pedro Sánchez para que dé marcha atrás.
Argelia no es un socio cualquiera para España. Desde hace décadas es el principal suministrador de gas. Un puesto que ha cedido en los últimos meses a Estados Unidos, precisamente por la tensa situación que mantiene con Marruecos. Ambos países rompieron relaciones diplomáticas en agosto a raíz de los enfrentamientos entre las tropas de Mohamed VI y el Frente Polisario. Y entre las decisiones que tomó el Gobierno argelino fue cerrar uno de los dos gaseoductos que llegan a España: el que atraviesa Marruecos y por el que Rabat cobraba derechos de paso.
La crisis llegaba, además, después de la tormenta desatada por el permiso otorgado por el Gobierno español al líder del Frente Polisario, Brahim Gali, para ser tratado en el hospital de Logroño. Aquello terminó con la entrada de alrededor de 8.000 inmigrantes en Melilla y la posterior salida del Gobierno de Arancha González Laya.
En este complicado puzle, el arriesgado movimiento de Sánchez, con giro histórico incluido, no ha gustado a Argelia. Fuentes diplomáticas de este país citadas por el portal de noticias argelino TSA calificaron la decisión del Ejecutivo español de «segunda traición histórica» de Madrid al pueblo saharaui «después del funesto acuerdo de 1975».
Durante su intervención del pasado viernes, Albares no quiso aclarar si Argelia había sido informada de antemano sobre el cambio de posición del Gobierno, escudándose en que «la diplomacia requiere discreción». Pero la respuesta de Argel ha sido contundente. Llamar a consultas a su embajador en Madrid, un gesto que sirve sobre todo para escenificar el malestar del Ejecutivo magrebí y tensar las relaciones diplomáticas.
La reacción del Frente Polisario fue igual de crítica. Los representantes del pueblo saharaui recibieron «con mucha extrañeza» la decisión de Sánchez e instaron a los partidos a «presionar al Gobierno para que corrija este grave error». «La posición expresada por el Gobierno español contradice totalmente la legitimidad internacional».
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