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Barcelona
Lunes, 7 de marzo 2022
El independentismo jugó con fuego durante el 'procés'. Lo hizo saltándose las leyes y poniendo en riesgo la convivencia. Y en este vale todo, que los líderes nacionalistas justificaban en la existencia de un fin superior como era la separación de Cataluña con el resto ... de España, hasta jugaron la carta de llamar a la puerta del Kremlin. Buscaban una potencia exterior que reconociera una eventual Cataluña independiente, viendo que en la UE y EEUU no había nada que hacer. El entorno de Puigdemont coqueteó con la Rusia de Putin, le rió las gracias (lo sigue haciendo) cuando su ministro de Exteriores atacó a Josep Borrell a cuenta del caso catalán y no le importó situar a Cataluña lejos del consenso europeísta y atlantista del catalanismo clásico.
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Tras la invasión rusa de Ucrania y el estallido de la guerra, el actual presidente de la Generalitat trata de corregir de urgencia la posición de sus dos antecesores. Pere Aragonès proclama a los cuatro vientos que Cataluña está incondicionalmente con Ucrania, califica la invasión como una «violación del derecho internacional», ha apoyado el envío de armas por parte del Gobierno español y ha escenificado que los socios de Cataluña están en la UE. Una enmienda a la totalidad a lo que el republicano Josep Huguet, consejero durante el tripartito, ha llamado estos días «los flirteos con Putin de cierto independentismo mágico (es decir Puigdemont), que no hacen ningún bien a la causa de la república catalana».
Flirteos ha habido y muchos. Informes de inteligencia aseguran que Josep Lluís Alay, estrecho colaborador de Carles Puigdemont, viajó a Moscú en el año 2019 para buscar el apoyo de Rusia a la independencia de Cataluña. Según publicó 'The New York Times', Alay, que es el jefe de la oficina que tiene Puigdemont como expresidente de la Generalitat, se reunió en Rusia con funcionarios rusos, exagentes de inteligencia y con el nieto de un espía del KGB. El objetivo era garantizar la ayuda rusa para lograr la independencia.
2017 Víctor Terradellas ofreció apoyar la anexión de Crimea a cambio de reconocer la DUI
2019 Josep Lluís Alay contactó con funcionarios del Kremlin para buscar ayuda para la independencia
A los meses de las visitas de Alay a Rusia, estallaron las protestas en Cataluña contra la sentencia del 'procés'. La más multitudinaria fue la que protagonizó la plataforma Tsunami Democrático. El diario neoyorquino apuntó que pudieron estar detrás los servicios secretos rusos como parte de una estrategia de desestabilización en occidente. Y es que, tres días después de la ocupación del aeropuerto, un coronel ruso y el hijo de un asesor de Putin volaron a Barcelona.
Además, la Policía española informó en su día que agentes de un grupo militar especializado de inteligencia rusa, que ha sido relacionado con intentos de golpes de Estado, estuvieron en Cataluña en octubre de 2017.
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En el marco del caso Volhov, que instruye un juzgado de Barcelona, se ha sabido que Víctor Terradellas, antiguo dirigente de Convergència, explicó a líderes del 'procés' que un jefe de un grupo ruso había ofrecido a Carles Puigdemont «contar con 10.000 soldados y pagar toda la deuda catalana» para apoyar la independencia de Cataluña, pero que el expresident «se cagó», según recogió el auto. Terradellas, muy próximo a Puigdemont, ofreció a políticos rusos el apoyo de Cataluña a la anexión rusa de Crimea a cambio del reconocimiento del Kremlin de la declaración unilateral de independencia del 27 de octubre de 2017.
En el independentismo siempre han apuntado que cualquier insinuación de que Puigdemont buscaba apoyo ruso era una historia inventada por Madrid y la Guardia Civil. El entorno de Puigdemont lo atribuyó a la «guerra sucia» del Estado contra el secesionismo. «El único objetivo es criminalizar y desprestigiar el independentismo catalán ante la comunidad internacional, presentándolo como un elemento desestabilizador», afirmaron. Hace un año, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia calificó de «falsa» y «carente de pruebas» la presunta injerencia en Cataluña y criticó a los medios por «creer en semejantes 'fake news'».
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Pero los flirteos han existido. En 2019, Puigdemont protagonizó una campaña de entrevistas en los medios oficiales rusos en los que expresó posiciones críticas con la UE y muy del agrado del Kremlin, como la anexión de Crimea o la guerra en el Donbás, apoyando la integración de Donetsk y Lugansk en la Federación Rusa. Defendió también el levantamiento de sanciones a Rusia.
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