El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, durante la reunión semanal del Govern. EFE

Aragonès sí irá al debate de la amnistía en el Senado y rompe el plante del Gobierno al PP

El dirigente de ERC, el único presidente autonómico ajeno al partido de Feijóo en la cita, defenderá la autodeterminación

Cristian Reino y Paula De las Heras

Barcelona | Madrid

Martes, 17 de octubre 2023, 14:05

El PSOE siempre vio como una encerrona del PP la convocatoria en el Senado de la Comisión General de las Comunidades Autónomas para debatir sobre la amnistía a los encausados del 'procés', la principal de las medidas que Pedro Sánchez está dispuesto a conceder a ... los independentistas a cambio del apoyo a su investidura. Por eso ha hecho todo lo que estaba en su mano para desactivarla. Ni participarán en ella ninguno de sus presidentes autonómicos ni lo hará, según confirmó este martes la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, el propio Gobierno. Pero donde los socialistas veían un problema, Pere Aragonès, ha visto una oportunidad. Y la aprovechará.

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El presidente de la Generalitat será, en principio, el único de los gobernantes autonómicos de un partido distinto al de Alberto Núñez Feijóo que hará oír su voz en el foro convocado por los populares con la fuerza de su mayoría absoluta en la Cámara baja. Y, como por protocolo el orden de intervención es el de la aprobación de los estatutos, será el primero en hablar, dado que el lehendakari, Iñigo Urkullu, de viaje en Japón, ha declinado asistir.

En las últimas semanas, el también dirigente de ERC ha intentado contrarrestar el protagonismo de Carles Puigdemont en las negociaciones para la investidura. Entre otras cosas, con la presentación este lunes de su propuesta para resolver la cuestión catalana con un referéndum a la escocesa, teóricamente avalada por un comité de expertos, nueve juristas y politólogos, que él mismo designó hace medio año. Una propuesta que, en todo caso, desligó de las negociaciones inmediatas con los socialistas.

La ocasión se presenta inmejorable para que los republicanos aparezcan como los grandes defensores de la medida de gracia, en la que el Gobierno trabaja pero de la que se niega a aportar detalle alguno, y para hacer ver que son ellos quienes dan la batalla incluso en las circunstancias más adversas. Salga o no adelante la polémica ley, Aragonès acepta el reto en su pugna con Junts por ver quién se cuelga más medallas en el proceso negociador con los socialistas, buscará el cuerpo a cuerpo frente a lo que califica como la «derecha reaccionaria» y utilizará su intervención para reiterar sus exigencias al Ejecutivo.

La decisión del presidente de no dejar su silla vacía genera, sin embargo, un inconveniente a Sánchez y los suyos, cuando ya daban por neutralizada la última ofensiva del principal partido de la oposición a cuenta del cambio de postura del presidente del Gobierno sobre una medida que hace menos de tres meses rechazaba por inconstitucional y a la que ahora, apremiado por unos resultados electorales que lo han dejado en manos de Puigdemont, intenta buscar encaje. Ni siquiera el presidente castellanomanchego, Emiliano García-Page, tan crítico con la iniciativa como el expresidente Felipe González y otros históricos socialistas, se había prestado a hacer el juego al PP y ya anunció que no asistiría a la cita.

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Secretismo

Sin saber aún si será posible o no evitar la repetición electoral, Sánchez lleva semanas evitando hablar con claridad sobre su propuesta de amnistía para no quedar preso de la hemeroteca, por un lado, y para preservar, por otro, una negociación compleja y muy sensible a las declaraciones públicas. Todo se lleva, de hecho, con un enorme secretismo que mantiene a ciegas incluso a la mayor parte de la ejecutiva del PSOE. En ese marco se inscribe su decisión de no intervenir en el debate de investidura de Feijóo.

El PP, que se ha visto beneficiado por la estrategia de Aragonès, cargó este martes en cambio contra la ausencia de los socialistas en el debate, que tendrá lugar este jueves, y los acusó de «desprecio institucional». Incluso tildó de «anomalía democrática» la negativa del Ejecutivo a participar. Isabel Rodríguez replicó, tras el Consejo de Ministros, que «el Gobierno no va a participar en lo que a todas luces es una instrumentalización de una comisión importante para contribuir a la crispación».

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