Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Pablo Casado ha aprendido de los errores. O, al menos, ha aprendido a no cometerlos por segunda vez. Tras recibir de la política -y de la incapacidad de PSOE y Podemos de ponerse de acuerdo- una segunda oportunidad para asentar su proyecto al frente ... del PP, pretende aprovecharla con el viento a favor de las encuestas como impulso. Y para ello es consciente de que tiene que evitar el tono agresivo y escorado a la derecha que empleó en las elecciones de abril y mantener una campaña hipotensa para recuperar parte del electorado perdido hacia Ciudadanos -ayer la sede nacional del partido exhibía un cartel con el conciliador lema '¿Ellos o nosotros? Todos'-.
En esa nueva estrategia se enmarca la decisión de Génova de evitar todo el ruido posible alrededor de las planchas electorales. No quiere distracciones ni piques internos. O al menos, no quiere enfangarse durante demasiado tiempo en estos temas. Por eso la orden en el partido es mantener fuera de la agenda las listas de candidatos, que están siendo elaboradas directamente por la dirección nacional y que se anunciarán a finales de esta semana o incluso el próximo lunes, fecha tope para su presentación.
Casado ha logrado con esta táctica de retrasar la confirmación de las listas tener a todo el partido tensionado y centrado en apoyar el discurso oficial. Aunque todo indica que la mayor parte de aspirantes repetirán en las listas, se da por hecho que habrá ligeros cambios en determinadas circunscripciones -Juan José Cortés no repetiría por Huelva-. Las principales incógnitas se centran en estos momentos en la lista por Madrid y las de los tres territorios vascos, una vez se ha descartado la posible coalición con Cs Euskadi.
Dos comunidades en principio sin conexión, pero cuyo futuro electoral podría estar unido. La plancha de Madrid es en la que todo líder de partido nacional marca la línea política que quiere dar a su formación. En abril, Casado apostó por Adolfo Suárez Illana, Edurne Uriarte, Daniel Lacalle y Marimar Blanco -que logró mantener su acta tras la renuncia de Lacalle y Andrea Levy-.
Ahora Casado estaría sopesando reestructurar esa lista para dar cabida a nuevas caras, entre las que podría estar Rosa Díez, la exconsejera vasca del PSE y fundadora de UPyD. Esos movimientos le obligarían a resituar a algunos candidatos en los que confía y quiere que continúen en el Congreso, pero por otras circunscripciones. Y ahí es donde entra Euskadi.
Aunque fuentes de Génova no quisieron ayer valorar ninguna opción, entre los populares vascos se especula con que alguna de las diputadas vascas que en abril se presentaron por Madrid puedan hacerlo ahora en sus listas. Las elucubraciones bullen porque en la elección de los cabeza de las listas confluyen los intereses de diferentes 'familias' populares. Y porque el PP se ha marcado como objetivo recuperar los diputados por Bizkaia y Álava perdidos en abril. Para Bizkaia, por ejemplo, está la opción de alguna de las diputadas madrileñas o que repita Bea Fanjul, de la confianza de Casado pero que no logró el acta en abril y es rechazada de plano por los dirigentes territoriales, que prefieren «cualquier otro nombre». Ahí podrían entrar las opciones de Leopoldo Barreda, histórico diputado vasco, o incluso Carlos Iturgaiz, que se quedó fuera del Parlamento Europeo.
Para Álava, donde Javier Maroto no repetirá, desde Euskadi se apuesta por Javier de Andrés, pero desde Génova se estarían valorando opciones alternativas, más afines a Casado y a Cayetana Álvarez de Toledo, que volverá a ser la portavoz parlamentaria. En ese sentido, circulan los nombres de los populares vascos con más relación con la dirigente hispano-argentina.
En el PP vasco asumen que será Casado quien vuelva a designar personalmente a los candidatos y que su decisión demostrará si el presidente nacional quiere sellar una paz duradera con los dirigentes de Euskadi y vuelve a desoír sus preferencias y a reabrir heridas entre ambas organizaciones.
El empadronamiento de Javier Maroto en Sotosalbos fue legal. Es lo que ha dictaminado la Fiscalía de la Audiencia de Segovia tras estudiar la documentación facilitada por el Ayuntamiento de este pueblo y por la parte denunciante, SOS Racismo de Álava, que denunció un supuesto de delito de falsedad documental. El Ministerio Público no lo ve así y ha decidido archivar la causa.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.