Otro ladrillo en la pared

El esquema se repite: primero se niega tal posibilidad, luego se anuncia en plan globo sonda para ir creando ambiente favorable, después se confirma, entonces se explica y aparecen argumentos como ese de 'qué tiene de malo', 'es una opción legal y democrática', 'es mejor eso que lo que había', 'no estaban haciendo nada', 'los pactos conllevan exigencias', 'hay que recuperar la normalidad perdida' y cosas por el estilo. La legión de opinantes partidarios proporcionará legitimidad al hecho y, a partir de ahí, a esperar a la siguiente.

Las consecuencias de esta están a la vista. Telegráficamente: 1. Se ahonda el abismo de entendimiento con la derecha española; 2. Se obvia el pasado de Bildu y su reiteración en recordarnos qué idea tienen de la democracia realmente existente; 3. Se da la espalda de nuevo a las víctimas del terrorismo, para las que no hay explicaciones de ningún tipo; 4. Se abre la posibilidad a que el pacto se repita en el inmediato futuro en el País Vasco; 5. Comprometes por completo la campaña de Eneko Andueza y el PSE soportada en que no apoyarán un lehendakari abertzale; 6. Conviertes a ese partido en una sucursal de Moncloa al privarle de autonomía en sus decisiones y subordinar las suyas al interés gubernamental; 7. Impugnas de nuevo el sentido que tiene en la política la palabra dada, al considerar la verdad como algo sobrevalorado y a merced del tacticismo; 8. Te obligas a despejar las críticas recurriendo al señuelo de la radicalización de un contrario al que radicalizas precisamente con tus decisiones; 9. Conduces a la ciudadanía a elegir entre susto o muerte, o tú con tus bajezas, pero con tu política social, o la amenaza del contrario con su motosierra; 10. Desvirtúas el valor de la democracia y el respeto a sus normas -división de poderes, sensibilidad ante las instituciones, solidez del Estado de Derecho, actitud cívica y tolerante-, y enfrentas esta a la satisfacción de las necesidades materiales e inmateriales, como si fueran dos cosas diferentes, susceptibles de elegir entre una y otra, como pasa en países empobrecidos por malas políticas y por políticos iliberales.

En 'The Wall' (El Muro), de Pink Floyd y de Alan Parker, su protagonista, Pink, construye a su alrededor un muro para escapar de la realidad, y los ladrillos representan sus traumas. En el caso de Sánchez representan las ruedas de molino comulgadas, por mucho que quiera hacernos creer que el muro lo construye el otro. Es la esencia de la vieja estrategia acción-reacción.