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Elisa López
San Sebastián
Sábado, 24 de febrero 2024, 15:59
«La lucha heroica de Enrique y tantos otros derrotó a ETA y nos trajo la paz. Estamos orgullosos de ser los herederos de ese legado». A los 40 años de su asesinato, los amigos y compañeros de partido de Enrique Casas querían recordarle de ... una manera muy especial, y así lo han hecho esta mañana en un acto en el Kursaal. Un homenaje organizado en el marco del aniversario del asesinato del que fuera senador socialista por los Comandos Autónomos Anticapitalistas de ETA ocurrido el 23 de febrero de 1984 en su propia casa de San Sebastián, y celebrado en un escenario en el que casi no había lugar para albergar tantos adjetivos afectuosos sobre las cualidades humanas de Casas: «Comprometido, honesto, generoso, héroe, mejor compañero, gran orador, militante ejemplar...».
Abrazos, palabras de recuerdo y agradecimiento y más de una lágrima han impregnado de emoción un acto –al que han asistido cerca de 500 personas–, impulsado por su viuda, la ex eurodiputada socialista Barbara Dührkop, y que ha estado conducido por el exministro Ramón Jáuregui. El objetivo ha sido recordar a Enrique Casas a través de las semblanzas personales de su figura política y humana de compañeros que compartieron su vida política e institucional. Un tributo que ha finalizado con unas palabras del secretario general del PSE y candidato a lehendakari, Eneko Andueza.
El histórico dirigente socialista, Ramón Jáuregui, que ha ejercido de maestro de ceremonias en el homenaje, ha recordado al comienzo del acto los tiempos en los que ETA mataba casi a diario mientras la sociedad miraba para otro lado, también el día que se pidió a Setién la catedral de San Sebastián para oficiar la misa por un muerto de ETA, «a lo que se negó porque, a su juicio, se establecía un mal precedente porque si mataban a un terrorista también tendría que permitirlo», y ha destacado asimismo «las conversaciones en busca de la paz de Jesús Eguiguren, Patxi López y Rodolfo Ares». Ha compartido estos recuerdos en un escenario compartido con su viuda y sus hijos Richard, Daniel y Andreas, y nietos, y sus compañeros José Morcillo, Odón Elorza, el propio Eguiguren, José Antonio Maturana, Ana Miranda y Manolo Huertas, entre otros, que también han querido glosar el recuerdo personal de Enrique y la valoración humana y política de su desaparición. También han estado Denis Itxaso y José Antonio Santano junto a víctimas del terrorismo como José María Múgica o Marta Buesa. Otras como Eduardo Madina y Consuelo Ordóñez no han estado presentes, pero sí sus mensajes «de agradecimiento y admiración hacia el socialista».
Elorza ha confesado que no podrá olvidar nunca a Enrique, «me marcó y me formó, igual que 'Poto' Múgica y Txiki Benegas». Eguiguren, por su parte, ha hablado desde el corazón, de la tristeza que le supone hablar del día del asesinato, «de aquella tarde fría, de lluvia y granizo. Yo era su sherpa y él mi maestro. Todos somos sus hijos. Y en estos 40 años de su ausencia he sido incapaz de pasar por delante de su casa».
Conmovida por tantas alusiones de aprecio hacia su marido, la viuda de Casas ha agradecido a «los compañeras y compañeros y amigas y amigos por compartir este acto conmigo y mi familia recordando a Enrique». Desde el mismo atril, también ha dado las gracias a Guadix donde nació Enrique, «padre y abuelo, pero sin haber podido ni disfrutar ni acompañar a sus hijos ni a sus nietos en el trayecto de su vida». Y ha dado algunas pinceladas para describir el que, a su juicio, es el legado de Enrique «que sigue siendo válido hoy y seguirá siendo un ejemplo de coraje, coherencia y ética política».
«Me siento muy orgulloso de portar el testigo de los principios y valores de Enrique Casas». Así ha comenzado Eneko Andueza un discurso que ha puesto en valor su figura política por su compromiso con la construcción de una sociedad mejor y más justa. Andueza ha destacado los ideales del político socialista en contraposición con los de aquellos que todavía no condenan su asesinato en referencia a la izquierda independentista. «Hoy siguen siendo igual de cobardes. Se siguen escondiendo en sus excusas. En su falta de coraje para reconocer que ni uno sólo de sus asesinatos ha servido para nada. Siguen siendo igual de cobardes para mirar a su propio pasado y condenar todo aquello. Jamás tendrán motivo alguno para sentirse orgullosos de lo que hicieron», ha destacado.
A lo largo del homenaje, Richard Casas, el hijo mayor del político, ha interpretado dos piezas al piano como broche final del homenaje; la primera 'Oinazez', de Aita Barandiaran, y para terminar, entre los aplausos de los asistentes, ha versionado el tema de Jorge Drexler 'La milonga del moro judío'.
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