Andueza afronta el reto de reforzar su perfil político sin estar en el Gobierno

Eneko Andueza ha confirmado esta semana su apuesta de alto riesgo. Tal y como desveló este periódico, el líder de los socialistas vascos ha optado por no entrar en el Gobierno que presidirá Imanol Pradales.Se quedará fuera para, según señaló él mismo, trabajar en «la conquista de nuevos espacios» y «coordinar la acción institucional y orgánica». Una forma de resumir el verdadero objetivo: tener el suficiente margen de maniobra para poder marcar distancias con el PNV en caso de que sea necesario. Una estrategia que también conlleva un peligro: que con el foco puesto en la gestión su figura se diluya; más aún, si al final el PSE cuenta con un vicelehendakari que podría acaparar toda la atención.

No son pocos los militantes socialistas que consideran que Andueza tendría que estar dentro del Ejecutivo. Que es ahí donde se puede ganar perfil político y que para trabajar la parte interna y desarrollar la estrategia ya están otros escalones del partido. O que, al menos, no son planos incompatibles.

Pero los que defienden las bondades de esa especie de bicefalia ponen algunos ejemplos para demostrar que permanecer fuera es la decisión correcta. Entre ellos, la tormenta que estalló a primeros de 2023 alrededor del centro de refugiados de Vitoria, una decisión del Gobierno central apoyada por el PSE-EE que recibió duras críticas por parte del PNV. A los reproches de su socio, Andueza respondió con dureza, llegando a acusar a los jeltzales de emplear un discurso «xenófobo» cercano a «la más rancia derecha y extrema derecha». Mientras tanto, la vicelehendakari Idoia Mendia mantenía un tono más institucional. «Si Eneko hubiese estado en el Gobierno, eso hubiese sido imposible».

La decisión de quedarse fuera del Gobierno se tomó hace tiempo y, en todo caso, no es novedosa. Más bien al contrario. Hay varios antecedentes. RamónJáuregui fue elegido vicelehendakari en 1987 conTxiki Benegas de líder del PSE; y cuando un año después llegó a la Secretaría General, quien se convirtió en 'vice' fue Fernando Buesa. Nicolás Redondo Terreros nunca entró en el Gobierno, Mendia no lo hizo en 2016 y en los dos últimos años ha funcionado una bicefalia entre la propia Mendia y Andueza.

«Se trata de tener la capacidad para poder marcar distancias en caso de que sea necesario. En algunos momentos puede haber disfunciones, pero nada que genere grandes problemas. Sobre todo si se elige el perfil adecuado», sostiene un firme defensor de la decisión adoptada por Andueza.

Del núcleo del partido

Pero aun así el encaje es complicado. Para empezar, porque la decisión de no estar en el Ejecutivo obliga al PSE a buscar a un dirigente que tenga el suficiente peso político para defender sus tesis dentro del Consejo de Gobierno. Una voz que represente al núcleo del partido y que sea capaz de contrarrestar a Pradales, aunque al final no tenga la categoría de vicelehendakari. Durante la legislatura 2016-2020, cuando se recuperó la fórmula de las coaliciones entre el PNV y el PSE, esa figura la representaba Iñaki Arriola.

Los dirigentes socialistas que cumplen esos requisitos no son demasiados. Muchas miradas apuntan a Mikel Torres, alcalde de Portugalete, líder de los socialistas vizcaínos y de la máxima confianza de Andueza y del secretario de Organización del PSE-EE, Miguel Ángel Morales. Un dirigente con peso interno, leal a la organización, que no buscaría competir con Andueza y que está reforzado por los últimos resultados electorales en el territorio. Pero nada está cerrado.

• Temas
• Fernando Buesa
• Idoia Mendia
• Imanol Pradales
• Iñaki Arriola
• Mikel Torres
• Nicolás Redondo Terreros
• PNV Partido Nacionalista Vasco
• Portugalete