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X. Garmendia I H. Rodríguez
Jueves, 19 de enero 2023, 10:57
Lejos de un armisticio, los dos socios de gobierno en las principales instituciones vascas han recrucedido en las últimas horas la guerra abierta a cuenta del centro de refugiados que el Gobierno central ha proyectado en Vitoria. Definitivamente PNV y PSE-EE se han sumergido en un durísimo intercambio de acusaciones con términos gruesos como «xenofobia», «demagogia» y «electoralismo» que, a cuatro meses de los comicios municipales y forales del 28 de mayo, anticipa una campaña a cara de perro por la victoria en la capital alavesa y que, de paso, amenaza con pasar factura a las coaliciones que ambas formaciones mantienen en ayuntamientos, diputaciones forales y el propio Gobierno vasco.
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Jesús J. Hernández
El origen de la disputa se sitúa en el plan del Ejecutivo de Pedro Sánchez para rehabilitar la antigua clínica Arana y convertirla en un centro de acogida para refugiados con capacidad para 350 personas. El Ayuntamiento de Vitoria, la Diputación de Álava y el Gobierno vasco -al menos, el ala nacionalista en estas tres administraciones- han mostrado su rechazo al proyecto al sostener que una infraestructura de este tipo no se atiene al modelo vasco de acogida, que pretende dar una respuesta «individualizada» a quienes huyen del conflicto y la persecución en sus países de origen. Advierten incluso del riesgo de «guetización» de unos equipamientos a los que se refieren como «macrocentros».
Los socialistas, por el contrario, prometen defender «a capa y espada» el proyecto del Ejecutivo central. Es «necesario», argumentan, para atender situaciones de emergencia como la generada por el estallido de la guerra en Ucrania y así «no depender de los albergues o la buena voluntad de las familias vascas». Y para ello están dispuestos a librar una batalla dialéctica al más alto nivel. Tanto que ha sido el secretario general del PSE-EE quien se adentró de lleno en la pugna. En un tono muy duro, Eneko Andueza denunció una estrategia «electoralista» por parte del PNV, al que acusó de emplear un discurso «xenófobo» cercano a «la más rancia derecha y extrema derecha».
La oposición, en contra
Y es que la polémica tiene un claro trasfondo electoral por la reñida lucha que los sondeos pronostican para el 28-M en Vitoria. PNV, PSE-EE y EH Bildu se disputan la victoria y, para más inri, la candidata jeltzale a la Alcaldía será la actual consejera de Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, precisamente competente en materia migratoria. Andueza considera que Sabin Etxea está usando el rechazo al centro de refugiados para lanzar la campaña de su aspirante: «Muy malas tienen que ser las encuestas para que mantengan este discurso tan claramente electoralista».
Pero lo que acabó por prender la mecha en el cuartel general de los nacionalistas fue la acusación de «xenofobia» a Artolazabal: «Le he escuchado decir que alimentar discursos peligrosos es bastante irresponsable y, acto seguido, ella misma habla de guetización y del riesgo de provocar conflicto social. Díganme ustedes si eso no es hacer un discurso xenófobo». Unas palabras que precipitaron una convocatoria de urgencia por parte del PNV en la que el parlamentario Joseba Díez Antxustegi, encargado del grupo en temas relativos a derechos humanos, tachó de «injustas e inaceptables las graves y falsas» acusaciones del líder de los socialistas vascos. «No todo vale. Pedimos al señor Andueza que deje de hacer demagogia», le interpeló.
Más allá del cruce de reproches entre los partidos, la batalla tiene su réplica en el plano estrictamente institucional. También salió a la palestra el delegado del Gobierno en Euskadi, el socialista Denis Itxaso, quien dio por hecho un proyecto que, se esforzó por recalcar, «llega precedido de un diálogo con las administraciones vascas al más alto nivel». En cambio, Artolazabal replicó minutos después que el Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales que ella misma encabeza no conocía «ningún detalle» sobre los planes. En todo caso, rechazó «polemizar» con los representantes del PSE-EE y mostró su intención de «llegar a acuerdos» con el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
El rechazo del PNV al centro de Vitoria lo comparten también los grupos de la oposición. Para EH Bildu, que apuesta por equipamientos «pequeños y descentralizados», los recursos que finalmente se habiliten se deben «alinear con la estrategia de acogida a nivel local» y abrirse a la participación de agentes y entidades sociales «que llevan trabajando mucho tiempo en este campo». Para Elkarrekin Podemos-IU, que ha registrado una batería de preguntas al Gobierno vasco para que esclarezca todos los planes, este tipo de «macrocentros no sirven para dar una acogida adecuada» a las personas refugiadas. Por su parte, PP+Cs presentó una proposición no de ley para que el Parlamento autonómico inste al Gobierno central a paralizar el proyecto por «innecesario». La coalición de conservadores y liberales también solicita la comparecencia de Artolazabal por el «oscurantismo» del plan.
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