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Cada vez que España se ha sumergido en el bloqueo político por la falta de apoyos de un candidato a la investidura, y no han sido pocas las veces durante la última década, las miradas se han dirigido a Euskadi. El sistema para elegir al ... lehendakari difiere bastante del referido al presidente del Gobierno y es más flexible porque no se puede votar en contra, sino que o bien se respalda a alguno de los aspirantes –puede haber más de uno– o bien se opta por la abstención. Al final, gana el que más apoyos obtenga. Un modelo simple que, en definitiva, evita escenarios de parálisis.
A ese sistema habitualmente elogiado y también empleado en Asturias, sin embargo, le ha salido un opositor dentro del propio Parlamento vasco. El PP considera que habría que cambiarlo porque, según Javier de Andrés, no garantiza que el Ejecutivo resultante cuente con los apoyos suficientes para su funcionamiento a lo largo de la legislatura. «Es un modelo más municipal que de un Gobierno, lo normal es que hubiera votos en contra», explica el líder de la formación conservadora, quien agrega que esta fórmula abona una «debilidad permanente como ha pasado» en mandatos anteriores.
De Andrés, este lunes en una entrevista en Radio Euskadi, planteaba esta medida como una de sus propuestas de cara a la reforma del Estatuto de Gernika que PNV y PSE-EE prevén retomar en la legislatura entrante. En puridad, el sistema de elección del lehendakari no está directamente regulado por la norma institucional básica de Euskadi, por lo que no haría falta reformarlo. En su artículo 33.3, delega esta facultad en el Parlamento vasco para que apruebe una ley a tales efectos. Lo hizo ya en 1981, con la Ley de Gobierno que detalla el proceso de investidura en su quinto precepto.
En concreto, explica que el procedimiento empieza con la convocatoria del pleno por parte de la Presidencia del Parlamento vasco y la presentación, por parte de los grupos, de candidatos a la investidura. Los aspirantes, sean uno o más, expondrán «las líneas generales de sus respectivos programas de gobierno» en una única sesión. Al terminar, una vez que se haya producido también el correspondiente debate entre los grupos en la tribuna, resulta elegido quien obtenga mayoría absoluta (38 escaños sobre 75) o, en segunda ronda, simplemente quien más votos sume.
Sólo hay una manera de que el pleno termine sin un lehendakari investido: si hay un empate entre dos aspirantes, algo que nunca ha ocurrido y que, por pura matemática, es díficil que pase. Otro mundo es el sistema usado en el Congreso, donde Mariano Rajoy y Pedro Sánchez saben bien lo que es verse en medio de la parálisis. En las sesiones de investidura del presidente del Gobierno sólo hay un candidato y los diputados deben votar a favor, en contra o abstenerse. En primera votación, se necesita mayoría absoluta; y en segunda, mayoría simple. Si no reúne más 'síes' que 'noes', se produce el temido bloqueo.
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