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La política vasca está en plena remodelación. Tras el cambio de Iturgaiz por Javier de Andrés en el PP y de Idoia Mendia por Eneko Andueza en el PSE-EE, PNV y EH Bildu han decidido apurar su política de prejubilaciones de cara a las ... elecciones autonómicas, vinculando sus viejas siglas a nuevos rostros que en su mayoría aún no peinan canas, no sé si en la creencia de que este ya no es país para viejos o de que los nuevos tiempos llevan aparejados nuevos retos que no pueden ni deben ser abordados por los mismos que nos han conducido hasta aquí, con su pesada mochila de errores y aciertos.
Renovarse o morir. Sin mayor reparo a incurrir en eso que Robert Butler definió como «edadismo» en la década de los 60, las dos formaciones con más opciones de resultar ganadoras en los próximos comicios hablan de la necesidad de acometer un relevo generacional en el liderazgo institucional que aporte energías renovadas para abordar una realidad cada vez más disruptiva e incierta, así como nuevas destrezas y conocimientos a nivel profesional y técnico para dar el gran salto en el plano social, medioambiental, tecnológico y energético, y se afanan en introducir nuevas actualizaciones en el sistema en busca del candidato idóneo para la próxima década: el más joven, el más preparado, el más fiable y, si me apuras, hasta el más guapo. La gente no quiere 'viejas glorias', sino 'caras nuevas', nos explican Otegi y Ortuzar mientras aseguran su propia continuidad al frente de sus respectivos partidos porque, por lo visto, su relevo todavía no toca, ni tampoco que podamos tener una mujer lehendakari.
Salvado el apriorismo de la cuestión de género al darse por hecho que el feminismo es una doctrina transversal compartida por ellos y ellas, la clave para aspirar a hacerse con la makila de mando parece estar en la edad (quizá por aquello de que la veteranía es un grado y hay quien lo hace valer atreviéndose a desmarcarse alguna que otra vez de la línea oficial aun a riesgo de resultar incómodo), pero también en la formación de los nuevos aspirantes, a juzgar por cómo se celebran sus títulos académicos y su dominio de los idiomas, aunque la experiencia laboral de los candidatos propuestos se circunscriba casi exclusivamente a la gestión de lo local y lo público. Imanol Pradales, sociólogo y doctor en Ciencias Políticas y diputado de Infraestructuras del PNV; y Pello Otxandiano, ingeniero de telecomunicaciones, con fama de ser uno de los ideólogos del giro en la izquierda abertzale que la llevó a apostar por una vía más pragmática e institucional desde su refundación en 2016, tras el abandono de la lucha armada de ETA.
Para encarnar la renovación como se nos ha dicho, ninguno de los dos son unos recién llegados a la política. Ambos han militado dentro de una férrea tradición desde que eran más jóvenes de lo que todavía son ahora, y han hecho carrera disciplinadamente insertados en un engranaje partidista que les impone una ortodoxia y una obediencia debida. Cambia el envoltorio pero, en lo estrictamente ideológico, la mercancía sigue siendo la misma.
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