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sergio llamas
Lunes, 20 de enero 2020, 22:41
Cuarenta años después de la desgracia, el pueblo de Alonsotegi volvió a recordar ayer a los cuatro vecinos fallecidos en el atentado del bar Aldana a manos de la organización terrorista de extrema derecha Grupos Armados Españoles (GAE), el 20 de enero de 1980. El ... lehendakari, Iñigo Urkullu, vecino de la localidad cuando tuvo lugar el atentado, acudió al acto, en el que se entregó una recreación de la fachada del antiguo establecimiento a los familiares de las víctimas: Manuel Santacoloma, Liborio Arana, Mari Paz Ariño y Pacifico Fica.
En los instantes previos al inicio del acto, Urkullu señaló que este atentando le provoca «un sentimiento muy íntimo y personal, por ser el pueblo en el que vivía, y del que soy. Conocía a las personas fallecidas, conozco a las que resultaron heridas, y el drama que se vivió. Yo también pude haber estado, por la razón que se celebraba aquella noche de madrugada», apuntó. El lehendakari advirtió además de que el crimen «sigue pendiente del juicio, y, por tanto, también la reclamación que durante 40 años vienen haciendo Alonsotegi y Güeñes, donde también habitaban personas que fallecieron ese día».
El homenaje incluyó una ofrenda floral junto a la iglesia de San Bartolomé, en las inmediaciones del lugar que albergaba el bar en el que estalló la bomba con seis kilos de goma 2, y que además de matar a cuatro personas hirió a otras diez. Junto a Urkullu, al acto asistieron también el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban; el presidente del Euskadi buru batzar, Andoni Ortuzar; la presidenta del Bizkai buru batzar, Itxaso Atutxa; la presidenta de las Juntas Generales de Bizkaia, Ana Otadui; la consejera de Empleo y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal; el consejero de Cultura y Política Lingüística, Bingen Zupiria, y la diputada foral de Sostenibilidad y Medio Natural, Elena Unzueta, así como alcaldes y representantes de los ayuntamientos del entorno.
Por su parte, el regidor de Alonsotegi, Joseba Urbieta, remarcó que lo ocurrido hace cuatro décadas «fue un acto terrorista, cruel, cobarde y despiadado. Un episodio que deja una huella imposible de borrar. Alonsotegi jamás dejará solas a unas víctimas que sufrieron lo que nadie debe soportar».
El bar Aldana ya había recibido amenazas mucho antes del atentado por colocar una ikurriña. Así lo recordó su antiguo propietario, José Ángel González Arrieta, que resultó herido en el atentado. «Este día siempre es un poco duro, y este año que se cumple el 40 aniversario un poco más. Esto no se olvida», afirmó.
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