Víctor de Aldama, y así está constatado en el sumario, no solo se mensajeaba constantemente con Delcy Rodríguez, sino que fue la persona que montó el viaje de la número 2 de Nicolás Maduro a Madrid en enero de 2020. El empresario en su declaración ... ante el juez Ismael Moreno explicó por primera vez cómo una persona ajena absolutamente al Ministerio de Exteriores y que solo tenía vínculos con el entonces Ministerio de Fomento que dirigía José Luis Ábalos terminó encargándose de gestionar las siempre complejas relaciones con Venezuela durante los primeros pasos del Gobierno de Pedro Sánchez a finales de 2019. La razón que esgrimió el conseguidor ante el instructor fue simple: el Ejecutivo tiró de él porque la entonces titular de Exteriores, Arancha González Laya, no sabía «dónde tenía la mano izquierda».
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Según De Aldama, cuando desde el Ejecutivo a principios de 2020 le encargaron reconducir las relaciones con Venezuela –que en ese momento estaban empeorando por la llegada de Juan Guaidó a España y que acabarían a punto de romperse en febrero de 2020 con su reconocimiento como presidente legítimo- él preguntó por qué no se ocupa de ello González Laya, que el 13 de enero de ese año había tomado posesión en sustitución de Josep Borrell. «Se me contesta que mejor que la ministra no haga ninguna gestión porque no sabe dónde tiene la mano izquierda (con respecto) a la de la derecha», afirmó el imputado.
El empresario se esmeró en explicar que no era ningún 'freelance' de la diplomacia y que «obviamente yo no voy a ir a Venezuela con una mano delante y una detrás a decir que yo vengo a dar un mensaje del gobierno». Defendió ante el juez que en el Ejecutivo tiraron de él por sus «éxitos» en potenciar las relaciones empresariales con México (por los que supuestamente Sánchez le felicitó en persona). A preguntas del instructor no precisó si fue «Presidencia de Gobierno» la que le encargó intermediar con Maduro, pero sí que dijo que «se me pidió esa labor diplomática sabiendo también las relaciones que tenía en Venezuela, sabiendo que tenía relaciones con las dos partes», incluida también la oposición al chavismo.
Aunque en su declaración ante el juez no confirmó ni desmintió que partiese de Moncloa la orden de intermediar con Venezuela o de montar el viaje de Delcy Rodríguez a Madrid, Víctor de Aldama sí que aseguró que, más allá de las ganas por apaciguar las aguas con Caracas tras los gestos a Guaidó, había un interés particular de Pedro Sánchez por mejor la relación con Venezuela: convertirse en presidente de la Internacional Socialista (IS), algo que finalmente conseguiría en noviembre de 2022. Y en ese deseo de Sánchez se interponía por entonces el «cabreo importante» que se había cogido el régimen de Maduro y su peso en la IS.
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«La otra parte se siente traicionada. Les dicen que no les van a permitir que les tomen el pelo. Y se lo dicen muy claramente que o dejan de reconocer a este señor como presidente interino o se acaban las relaciones entre países», señaló el imputado.
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