Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
La política española se ha dejado, de nuevo, en las últimas 48 horas algo más que jirones. Y las cosas amenazan con empeorar para regocijo de la antipolítica. Se esperaba algo así como un 'supermiércoles' y un 'superjueves' con abundantes cuestiones en juego. Y las ... expectativas se han visto, incluso, superadas tras la 'rajada' ante el juez del cabecilla de la 'trama Ábalos', Víctor de Aldama.
Esto no es tan sencillo como un partido de fútbol. Minuto de juego y resultado difieren según el cristal político con el que se analice lo acontecido. Les ofreceré mi balance.
Alberto Núñez Feijóo y el PP, incapaces de lograr la dimisión de su compañero de filas, el todavía president de la Generalitat Valenciana, el inepto Carlos Mazón, trazaron una estrategia para intentar repartir culpas tras la irresponsable respuesta de los poderes públicos a las secuelas de la dana en Valencia. Objetivo: erosionar a Teresa Ribera por 'desaparecer' el día de autos y, sobre todo, por no haber ejecutado algunas actuaciones en los últimos años con carácter preventivo. Para ello se plantaron en Europa y de la mano del líder del PPE, Manfred Weber, buscaron dinamitar su nombramiento como número dos del nuevo Colegio de Comisarios de Von der Leyen.
Feijóo se ha estrellado, de nuevo, contra la enrevesada realidad europea. Ribera será vicepresidenta y comisaria comunitaria. Sea o no imputada por algún juez español. Imputada, que no procesada, que ese ya sería otro cantar. Eso sí, la maniobra del líder popular no le salido gratis a Pedro Sánchez. Su muro, su cordón sanitario a la ultraderecha salta por los aires y ya no podrá enarbolarlo en el futuro sin que les saquen los colores. Y es que los socialistas van a tener que respaldar a los comisarios ultras de Meloni y Orban.
El Gobierno Sánchez llegaba ayer, otra vez, al pleno del Congreso sin los votos suficientes para sus planes fiscales, imprescindibles para cobrar los últimos 7.500 millones de fondos europeos y para no dar por semienterrada la legislatura. Al final el Ejecutivo convenció a sus socios y logró el objetivo. De momento. Qué pasará en unas semanas es otra incógnita.
Y estábamos en estas cuando el cabecilla de la 'trama Ábalos' se plantó ante el juez y largó. Ensució verbalmente a Ábalos y a Koldo, y lo intentó con Sánchez, su esposa, Santos Cerdán y Ángel Víctor Torres, a costa de reconocer la comisión de varios delitos. ¿Pruebas? Se desconoce. La reacción inmediata desde Ferraz: querellarse contra él y Sánchez negarlo todo. La del líder del PP, ofrecer a Junts y PNV una moción de censura para echar a Sánchez.
Feijóo y el PP dan la impresión de estar muy nerviosos. El lenguaje tabernario de su portavoz en el Congreso, Miguel Tellado, así parece denotarlo. No sé si les habrá afectado lo agazapados que han estado Abascal y Ayuso -que ayer soltó que tras lo sucedido en Valencia «no veo bien premiar a ningún político» (sic)-. O el dato que aportaba el último CIS: sólo el 38,6% de los votantes conservadores quieren al político gallego en la Moncloa. Bastante menos que el 42,3% que apoyaban a Casado cuando los 'barones' populares le dieron la patada.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.