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Alguien duda de que Pedro Sánchez es el presidente del Gobierno de España pero que su gabinete apenas gobierna, por no decir que no lo hace. La última evidencia, el rechazo esta semana de una proposición sobre vivienda de alquiler de Sumar por el cambio ... de voto 'in extremis' de Junts. Un revés que podría considerarse menor si no fuera porque el Ejecutivo acumula ya 35 derrotas parlamentarios. Porque desde Junts se desliza que no apoyará los Presupuestos para 2025. Y porque ayer el PNV, Itxaso Atutxa, lanzó un claro aviso a navegantes a Sánchez.
¿La reacción del Gobierno? Poco menos que reírse de Feijóo, recordar que este otoño el PSOE, ERC y los de Puigdemont celebran congresos, y reiterar que el Ejecutivo progresista va a agotar la legislatura. Porque debemos suponer que Junts y PNV jamás apoyarán una moción de censura del PP que respalde Vox.
Ni los indultos, ni la amnistía ni esa financiación singular a Cataluña de la que no sabemos nada han llevado la estabilidad al Gobierno Sánchez y le han permitido hacer. Eso sí, a su favor cuenta los tropezones del líder del PP y su empeño por achicar espacios a la ultraderecha incluso copiándole. La razón por la que ayer visitó a Giorgia Meloni. Objetivo oficial: conocer cómo ha logrado la política neofascista, también blanqueada por Von der Leyen, rebajar la llegada de inmigrantes a Italia en más de un 60%. ¿Lo saben? Dando mucho dinero a Libia y Túnez para que frenen a los migrantes en su suelo. Y pagando a Albania para que construya y vigile dos campos de concentración a los que derivar los inmigrantes que molestan a Italia.
Y a Sánchez aún le aguardan las demandas del PNV. Posiblemente las principales, el traspaso de la gestión del régimen económico de la Seguridad Social y la aprobación de un nuevo estatus-estatuto para los próximos años. ¿Se atreverá el presidente a romper la caja única de la Seguridad Social, asunto hasta ahora tabú para PSOE y PP? ¿Hasta dónde está dispuesto a ceder sobre autogobierno?
Me reconozco un tanto desconcertado con algunos de los primeros pasos del Gabinete Pradales. Sobre todo con la admisión sin tapujos de la gravedad de la crisis de nuestra Sanidad. Pero es que esta semana el nuevo Gobierno autónomo ha reconocido, por ejemplo, que Euskadi se halla a la cola de Europa en renovables. Y que hemos bajado del segundo al cuarto lugar en el ránking estatal de salarios.
Ortuzar va a abrir de inmediato los contactos con los demás partidos para abordar el nuevo estatus-estatuto, palabras que no significan precisamente lo mismo, y tratar de aprovechar la extrema debilidad del Gobierno Sánchez. ¿Un anticipo de que su voluntad de seguir al frente del EBB? Parece. Pero antes de negociar con otros, Ortuzar debe pactar en casa. Con los guipuzcoanos de Egibar. En concreto, hasta dónde forzar con Sánchez, si caminar en solitario con la izquierda abertzale o si el PSE debe estar sí o sí en el eventual acuerdo. En juego, la gobernabilidad de Euskadi actual y futura, la pugna de poder PNV-EH Bildu y la paz interna en el PNV. Veremos cómo resuelve Ortuzar el puzle.
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