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La semana pasada fue aquello de «Váyase señor Sánchez», emulando al «Váyase señor González» de Aznar a Felipe González. Ésta, el líder del PP ha insistido: «Vengo a pedir formalmente la dimisión del presidente del Gobierno».
Cualquier líder de la oposición tiene siempre prisa por ... desalojar a su adversario de La Moncloa. Feijóo no es la excepción. Más teniendo teniendo en cuenta la gravedad del 'caso Koldo', ya 'caso Ábalos'. Pero sospecho que el presidente del PP va a tener que armarse de paciencia porque el escándalo amenaza con durar meses y por ahora sólo se puede reprochar a Pedro Sánchez -y no es poco- no haberse enterado de las corruptelas de quien fue su poderoso 'número tres'. Todo ello si el volcado completo de algunos teléfonos no nos depara más 'sorpresas'.
Desde que el líder del PSOE decidió -y logró- intentar quedarse en La Moncloa a cualquier precio tras perder las elecciones, la legislatura es un tobogán de despropósitos. Sánchez sobrevive, sí, pero a costa de conceder un discutible indulto a los líderes del 'procés'. De haber una indefendible ley de amnistía para perdonar sus fechorías a quienes intentaron subvertir el orden constitucional. Y prometer a los catalanes una financiación singular cuyos detalles oculta. A los presos de ETA tampoco les va mal.
Todo ello ha dividido a un PSOE, que siguen controlando sin problemas Sánchez y los suyos. Y es más que probable que también haya erosionado sus expectativas en las urnas, pese a Tezanos. La corrupción cuesta votos. Pero el electorado suele mostrarse menos exigente si hay medidas gubernamentales que le benefician. Para eso hace falta dinero, presupuestos, y a día de hoy no está claro que vaya a haberlos.
El Ejecutivo precisa, otra vez, que todo el bloque de investidura vote sí, pero de día en día crecen las dudas. Junts no está por la labor de que se prorrogue el impuesto especial a banca y energéticas, cuyo dinero precisa Sánchez. El PNV parece que tampoco, aunque en su caso reclama que la decisión se tome aquí para cambiar cromos con Sánchez. Toda la izquierda urge medidas en materia de vivienda. Pero muchas de ellas están en manos de las autonomías y otras requerirían de años para ser efectivas. Podemos considera condicionar su voto a que España rompa relaciones con Israel. ¿Y Ábalos? Así de revuelta está la madeja.
¿Está Pedro Sánchez contra las cuerdas? No, pero podría estarlo. Y menos mal para él que en Madrid gobierna Isabel Díaz Ayuso -con su oráculo Miguel Ángel Rodríguez, tan despierto como carente de escrúpulos- empeñada en defender desde su gabinete a un defraudador fiscal confeso, como su novio. Una Ayuso que sigue su propia línea, en demasiadas ocasiones al margen de su partido, a la que Feijóo evita seguir pero también desautorizar. El PP sabrá si le convence o no su actual líder, pero tengo por evidente que con Ayuso al frente jamás ganaría unas elecciones generales, aunque barra en Madrid, aún no sé muy bien por qué dada su gestión.
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